17. Fortuna.

812 57 35
                                    

Canción sugerida: Lucky by Jason Mraz feat. ColbieCaillat.


Aquella tarde el cielo estaba oscuro y no servía de mucha ayuda para mitigar el mal humor que Ron estaba sintiendo desde hacía varios días. Lo cierto era que no lograba concentrarse en lo que debía y en la mayor parte de su tiempo sus pensamientos regresaban a la cocina de la familia Granger. Todo lo que había sucedido allí aún le parecía irreal y confuso, seguía dándole vueltas en la cabeza el tema de Hermione y su novio, cómo le había molestado tanto verlos juntos y por qué no había confesado cómo se sentía en realidad. Era agotador y frustrante no poder pensar en otra cosa y la culpa comenzaba a dominar sus sentidos, en especial, porque la madre de Lavender no dejaba de llamarlo y pasarle el teléfono a su hija para que conversara con ella. Se sentía despreciable porque su novia prácticamente hablaba sola y nunca tocaban el tema del bebé.

Después de la insistencia de muchísimos mensajes de texto de parte de su suegra, no le quedó más remedio que ir a casa de Lavender y el hecho de sentirlo como una obligación, lo hizo sentir peor persona aún.

Cuando el ama de llaves lo hizo pasar al salón, las manos comenzaron a sudarle. Había estado allí en muy pocas ocasiones porque no era muy bienvenido, pero la que más recordaba era la cena en donde les habían comunicado el embarazo a los padres de Lavender. Había sido desastrosa, por supuesto.

—Miren quién se dignó a venir.

Escuchó el sonido de los tacones sobre el impecable suelo y levantó la mirada. La madre de Lavender, Jessica, entró en la habitación con pasos delicados, pero la dureza de su rostro le indicó que los nervios que había sentido al decidir ir allí no eran inducidos por una suerte de paranoia, sino que tenían mucho que ver con el miedo que le provocaba esa mujer.

—Buenas tardes, señora Brown —saludó con algo de timidez mientras ella se acercaba un poco más—. He venido a ver a Lavender.

—Estaría aún más enojada de lo que estoy si te atreves a venir y no es para ver a mi hija —respondió con el ceño fruncido—. Prácticamente tuve que rogarte que hablaras con ella por teléfono.

No tenía sentido mentir o fingir porque lo que decía la madre de Lavender era completamente cierto y sólo lograba hacerlo sentir aún más idiota e irresponsable.

—Lo sé, por eso estoy aquí. Quiero estar presente...

— ¿De verdad piensas que haciendo algunas llamadas y viniendo aquí de vez en cuando es suficiente? No, no lo es.

El tono de su voz había comenzado a subir de manera considerable y, por un momento, Ron creyó haberla visto temblar ligeramente por los nervios. Se notaba a leguas que esa mujer estaba muy enojada y no habría sido prudente fomentar su estado de ánimo, sin embargo, siguiendo su comportamiento habitual, Ron no hizo caso a la razón.

—Estoy aquí haciéndome cargo, ¿sabe? —dijo pretendiendo sonar seguro, a pesar del quiebre en su voz—. Voy a mantener a ese hijo, incluso voy a casarme Lavender...

— ¡No lo digas como si estuvieras haciéndonos un favor!

El grito retumbó en las paredes y Ron dio un paso involuntario hacia atrás; Jessica acortó la distancia entre ambos a tan poco que cuando le habló sintió el vaho contra su cara, ella era tan alta como él.

—Deberías agradecerme —le advirtió sin siquiera esforzarse en disimular el tono amenazador—. Si no fuera por mí, mi marido se hubiera encargado de que ahora mismo no estés ensuciando el piso de mármol de mi salón.

Lucky Ones - Afortunados (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora