22. Champagne.

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Canción sugerida: Tu Misterioso Alguien, de Miranda! 

La gente seguía abarrotada cerca de la pista de baile, sin embargo, al notar que ellos dos se habían acomodado en una mesa, un camarero se acercó a ellos con una bandeja llena de copas. Ante la mirada inquisitoria de Hermione, Ron tomó dos y le agradeció con un movimiento gentil de cabeza al joven que enseguida los dejó solos.

—Para usted —anunció Ron alcanzándole la bebida.

Hermione sonrió. Ron no estaba sobrio, pero todavía podía crear relaciones entre lo que decía y lo que pensaba. Las esperanzas de tener una conversación seria con él no se esfumaron del todo, así que decidió romper el hielo, sin embargo, apenas despegó los labios para hablar, se interrumpió a sí misma. A menos de un metro de ellos, una pareja adulta caminaba de prisa hacia la salida del salón. Ron levantó la copa hacia ellos cuando los vio desaparecer tras la puerta.

—Qué raro, ¿no? —dijo alargando un poco las palabras—. A pesar de conocerte hace años, apenas conocí a tus padres hace unos pocos meses.

El hombre le dio un sorbo a su champagne y observó cómo Hermione esquivaba su mirada.

—Ya no te hablas con ellos, ¿verdad?

Ella se encogió de hombros.

—Es una larga historia —murmuró, a pesar de que no era tan larga, lo cierto era que no quería hablar del tema.

—Para ti, tengo todo el tiempo del mundo.

Ron se acomodó ligeramente hacia delante, concentrando toda su atención en lo que ella diría a continuación. Hermione notó el azul de sus ojos y recordó lo mucho que le gustaban y, ¿a quién quería engañar?, le seguían gustando tanto como antes. Se mordió el labio sólo de pensar en ello.

—Sucedió en el tercer semestre de universidad —dijo y dio un suspiro recordando la crisis interior que había sufrido en ese entonces—. Pude darme cuenta de que la medicina no era lo mío.

Ron levantó las cejas al escucharla, evidentemente sorprendido. Hermione asintió lentamente y evitó mirarlo a los ojos, temía encontrar algo de reproche en ellos, alguna señal que expresara un "te lo dije" no dicho en voz alta.

—Decidí dejarlo y mis padres decidieron dejar de enviar dinero, lo cual es lógico —prosiguió sonriendo, aunque Ron tenía la sensación de que ella se estaba esforzando por hacerlo—. Lo peor no fue eso, dejaron de hablarme. Ni siquiera volvieron a hacerlo cuando conseguí un empleo y una beca en una nueva carrera... Ni siquiera llaman en mi cumpleaños...

Ante la mirada atenta de Ron, Hermione bebió un sorbo de su copa y lanzó una pequeña carcajada amarga.

—No te imaginas lo que pueden llegar a hacer —comentó sinceramente divertida—. En la Navidad de ese año fui hasta mi casa y no me abrieron la puerta, estuve allí un rato bajo la nieve y llamándolos por teléfono. Estaban adentro, te lo aseguro, pero no quisieron verme... Tuve que irme a casa de Daniel.

A Ron la anécdota no le pareció divertida en absoluto y mucho menos con ese final.

—Tu acompañante —inquirió y luego bebió el resto del champagne de un solo golpe.

Hermione asintió.

—La historia tiene un final feliz —añadió con una sonrisa aún más espléndida— Hace una semana me gradué en Literatura Inglesa como la mejor de mi clase.

Ron se acercó unos centímetros más a ella y Hermione se puso realmente nerviosa porque todo su cuerpo sintió como si viajara al pasado, a cuando se habían besado. Deseó que esta vez Ron no tardara demasiado, sino lo haría ella.

Lucky Ones - Afortunados (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora