Capítulo 1

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-¡Mamá! Está lloviendo, mira

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-¡Mamá! Está lloviendo, mira... ¡Qué lindo!-

-Si, mi niña; está lloviendo, pero no te mojes o pescaras un resfriado-

-Mamá, pero... ¿Podrías contarme la historia que tanto me gusta? ¿Ah? Dí que sí mamá-

-Claro sara, claro, ven, sientate en mis piernas- Sonrió

-Pero, mamá... te lastimare, tus piernas están lastimadas, por eso estas en esa silla con grandes ruedas que parece un carro

-No, no mi niña, tú eres mi medicina asi que no puedes de ninguna forma lastimarme, ven, sientate aquí con mama-

Yo me senté suavemente en sus piernas. Probablemente no pesaba nada así que no sería doloroso para ella. O al menos en la mente de una niña lo creí.

-Bien-Sonreí a la vez que me acomodaba-

-Mira la lluvia, gota a gota se van formando los gigantescos charcos, que al pisarlo viajas a otro gran mundo lleno de fantasía y misterio. Ahí está la guerrera, la princesa y el gran caballero mágico; un mundo inimaginable donde sólo los niños buenos van pero ten cuidado, sólo los charcos de lluvia conectan con aquel mágico mundo, donde la felicidad reina. Tú, Sara ¿Quieres ir ahí?-ella acariciaba suavemente mis mejillas a la vez que me cargaba como un bebé.

-Quiero ir con mamá y sólo ser feliz con ella... ¡Por siempre!-

-Entonces, cierra tus delicados y frágiles párpados e imagina tu historia, tu mundo-ella cerro lentamente mis ojos y yo sonreí al imaginar cada fragmento de felicidad.

Cada vez que ella me contaba esta historia, yo caía dormida en sus brazos, imaginando mi mundo, mi mundo mágico.

Eso fue en el tiempo en el que estuve con mi madre en nuestra casa. Estar con mi madre era como estar en el paraíso, lástima que no duró por mucho tiempo, antes de que despertara a la realidad en la que vivo.

-Mamá, ¿Porqué te vas?-vi cómo era tomada por está mujer que ahora es mi tía y me separaba de mi madre.

-Nos volveremos a ver, mi niña. Cuida de tía Devora y de tus primas-mis primas llevaban a mi madre en su silla de ruedas mientras que vi cómo ella lloraba. Estaba tan destrozada cómo yo.

-¡Mamá! ¡Mama! ¡No! No... no por favor.. No te alejes de mí... No me dejes sola, mamá.-el aire se me fue y mi tía me sostenía en sus brazos. Sollozaba y sólo quería a mi madre nuevamente.

Extendí mis manos y sólo vi cómo ella desapareció. ¿Cómo puede ser separada una madre de su hija de esta manera?

Incluso me preguntaba porqué demonios había nacido si sería sólo para sufrir.

Ella era mi pequeña luz de felicidad e incluso éso se me fue arrebatado.

Silencio era lo que se escuchaba cuando mi madre abandono la habitación de la sala de la casa.

A Través de los charcos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora