Capítulo 9.

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Al día siguiente los tres estaban desayunando, la tensión y el silencio eran los protagonistas del desayuno. 

Manuel: Tengo que irme a trabajar, los veo luego -le dio un beso a Gaby y apretó el hombro de su amigo. 

Gabriela: La amas, ¿cierto? 

Humberto: Con todo mi corazón. 

Gabriela: ¿Que vas a hacer?

Humberto: No lo sé, estuve pensando toda la noche, sé que la amo, pero Jazmín tiene razón, ¿qué vida tendremos? O si ella en un momento desaparece porque le toco la hora de irse, yo me quedare sin nada, con menos de lo que tenia antes. 

Gabriela: ¿Piensas mudarte? 

Humberto: No, no quiero dejarla. Si para volver a su lado tengo que guardar en el fondo de mi corazón el amor que siento, voy a hacerlo. O si tengo que ayudarla para que encuentre su camino, la ayudaré, haré lo que sea, solo quiero regresar con ella. Quiero verla aunque sea un minuto. 

Habían pasado tres días. Humberto comenzó a trabajar en el restaurante, estaba contento, le gustaba mucho su nuevo trabajo. Tratar con gente todo el día lo distraían de pensar en Jazmín. 

Pero cuando regresaba a casa de sus amigos todos los momentos vividos con la ojo café inundaban su mente y lo ponían triste. 

Sus amigas lo habían notado, Manuel creía que estar alejada del departamento le haría bien, pero al parecer era todo lo contrario. 

El chico estaba en su trabajo pero no podía concentrarse, pensaba en su amigo, en el cambio positivo que tuvo mientras vivió en ese departamento, y ahora que había salido de ahí estaba triste y desganado de nuevo. 

Definitivamente había algo en ese lugar que le hacía bien, pero Manuel se resistía a pensar que un fantasma había ayudado a su amigo a establecer su vida, él era una persona de lógica y esta situación carecía totalmente de eso. 

Pero luego estaba Gaby, él sabía que su novia era fantasiosa, pero cuando la chica le hablaba de Jazmín lo hacía con seguridad, afirmando que lo que Humberto vivió fue real. 

No sabía que hacer, él quería ver a su amigo bien de nuevo, al parecer la única manera de ayudarle era regresarlo al departamento. Si quería que el moreno fuera feliz tenía que dejar de lado la lógica, abrir su corazón y creer en lo imposible. 

Con la cabeza echa un lió se dirigió a su casa. 

Manuel: Hola mi vida. 

Gabriela: Hola amor. 

Manuel: ¿Y Humberto? 

Gabriela: No esta, llegara en un rato. 

Manuel: Mejor porque quiero hablarte de algo. 

Gabriela: ¿Que es Manu? 

Manuel: Princesa -le tomo las manos- Necesito que me digas que esto que esta pasando es real, quiero que me digas que tu también viste a Jazmín, no que Humberto te contó y tu imaginaste todo 

Gabriela: No lo imagine, Tubbi también la vio. 

Manuel: ¿Tengo que creerle al gato? 

Gabriela: Manu... Tubbi la vio y jugó con ella, yo la vi, y no solo eso, hablamos, le pregunte si había montado unicornios y me dijo que no, y luego se presento formalmente. 

Manuel: ¿Te dio la mano?

Gabriela: No, solo me sonrió porque no me puede tocar. Tendrías que conocerla es preciosa, es de cabello rubio,  lo lleva algo corto y tiene unos ojos café que te transportan. 

Un Milagro de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora