Capítulo 4.

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Humberto estaba en el lobby del edificio con su bate en la mano, estaba aturdido, no entendía que sucedía. El guardia lo vio alterado y se acercó a hablarle. 

Joven, ¿se encuentra bien? -pregunto.

Vivo en el 5° piso -respondió Humberto.

¿Le robaron? -miro el bate.

No, había un fantasma -le dijo sin pensar. 

¿Se siente bien? ¿Necesita una ambulancia? -el hombre lo miro serio?- ¿O un manicomio? -agrego de forma burlona. 

Búrlese todo lo que quiera, yo se lo que vi -lo fulmino con la mirada- 

Decidió regresar al departamento, por lo menos Jazmín se había mostrado más educada. 

Muy lentamente abrió la puerta, ingreso el bate y lo movió tanteando que no haya nada, luego asomo su cabeza y confirmo que en la sala no había nadie.

Sus pies estaban pegados al suelo, no podía moverse, desde la puerta hablo.

J...Jaz...Jazmín -dijo.

Hola de nuevo -la ojo café salió de la cocina. 

Quédate donde estas -la amenazo con el bate.

Aquí me quedo -levanto las manos.

¿Por qué estás aquí? -pregunto

Vivo aquí -le contesto ella.

No, yo vivo aquí -le respondió Humberto.

Antes era mi hogar y ahora no puedo irme -le dijo Jazmín. 

Pues encuentra la forma, no puedo vivir con un fantasma. -le dijo este.

Lo intente antes, pero no puedo abandonar este lugar, si salgo, luego tengo que volver aquí -dijo ella.

Entonces me iré yo, encontrare otro lugar, y tu podrás quedarte aquí -le dijo convencido. 

Una vecina que salía de su departamento lo vio hablando solo con el bate en la mano. 

Mañana mismo me mudaré -vio a la mujer- ¿Qué me mira? Siga su camino -le mostró el bate.

Cálmate. Pasa, necesito hablarte -le dijo Jazmín. 

Gracias a ti mis vecinos creen que estoy loco -le dijo.

No estás loco -respondió.

Que alivio, un fantasma me dice que no estoy enloqueciendo -entro y cerro la puerta.

Sinceramente lamento haberte asustado, en su momento me pareció una buena idea aparecer frente a ti. -le explico.

No lo fue -dijo enseguida.

Lo sé, lo siento mucho -respondió.

¿Qué haces aquí? -pregunto. 

Veras yo... -Humberto la interrumpió. 

Voy a morir, ¿cierto? -pregunto

¿Qué? -dijo esta desconcertada. 

Es eso, ¿verdad? Tu eres un fantasma y estas aquí para llevarme -empezó a hiperventilar.  

Esa sería la parca -respondió ella.

¿Puedo despedirme de mi familia primero? Soy tan joven para morir -decía pálido.

Dímelo a mi -respondió Jazmín. 

Humberto caminaba en círculos y no paraba de sudar frío y no escuchaba lo que Jazmín quería decirle. 

Un Milagro de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora