Si Me Lo Pides Así...

74 4 7
                                    

(Siento la tardanza, gente, pero es que estos días están siendo de traca. Entre que me mudo a la universidad y Wattpad me borra capítulos, en fin... Además, estoy sufriendo otro colapso creativo, y necesito desatascar la maquinaria. Pero no desesperéis, que lo conseguiré... espero.)

***

Días, noches. ¿A quién coño le importan? Unos siguen a las otras, y no hay más misterio. No es física cuántica ni ciencia nuclear. Apenas hay una diferencia.

Esto resalta especialmente cuando te pasas tanto tiempo encerrado en un mismo lugar; ves luces a través de las estrechas rejas de tu habitación, destellos fugaces de colores, sombras difusas, abstractas. No sabes de qué ni de dónde, y en algún punto pierde todo su interés. Hasta que llega un límite en el que ya no estás tan seguro de cuándo amanece y cuando el exterior está más oscuro que tu futuro. Pero lo dicho, aquí eso no importa. A ti no te importa. En absoluto.

El problema, si es que realmente hay uno, llega cuando pierdes toda noción del tiempo; cuando no estás seguro de cuántos días han pasado, si es que han pasado. Si es martes o sábado. Si es septiembre o mayo. En un suspiro le pierdes el hilo a la vida y luego te da mucha pereza recogerlo y ponerte al día. En parte es culpa tuya, no tendría por qué ser así. No tienes por qué aislarte del mundo, nadie te está obligando a punta de pistola. Pero, cosas de la vida, te has empeñado en confinarte entre estas cuatro paredes blancas que una vez tanto llegaste a odiar, y que ahora sin embargo forman el único trozo de mundo que puedes controlar en su totalidad. Por lo menos son lo suficientemente resistentes para soportar tu depresión de niño emo. 

Tú antes molabas; tú antes dominabas el mundo, macho. O al menos tu barrio. Y ahora no dominas ni tu propia vida. Todas estas... cosas. Estos sucesos que han estado pasando... han sido demasiado. Demasiados cambios, demasiadas inseguridades. Cosas que deberías pero no puedes cambiar. Y eso sí que no lo puedes permitir, ¿pero cómo? Sigues estando castigado, claro, pero mucho menos que antes. O de lo que ibas a estar. No estás muerto, vamos. Aunque ahora tu rutina ha cambiado respecto a los últimos meses. Ha vuelto poco a poco a la normalidad, y eso te tranquiliza. Eso crees.

Tu rutina se ha reducido a cuando vienen a recogerte dos gorilas de cuando en cuando para el papeo, una meadita rápida, y luego pides amablemente volver a tu celda o estamparás la jeta de alguien contra la fuente de agua del pasillo hasta que de ahí chorree sangre. Y siempre parecen muy receptivos con tus peticiones. No le has vuelto a ver el pelo ni a Clarky, ni a Jack, ni a Alice, ni a Witless, ni a la madre que los parió a todos. Mejor así. Como en los viejos tiempos. Tú y sólo tú, sin necesidad de nadie más.

Es aburrido, eso sí. Jodidamente aburrido. Pero lo prefieres a todo el dramón televisivo que se estaba montando a tu costa. Ahora tienes todo el tiempo del mundo, ¿por qué no malgastarlo un poco? Aunque cuando la sensación se vuelva a apoderar de ti porque no la haces ni puto caso, ya veremos quién se ríe.

Al que pilles desprevenido seguramente no.

Un chirrido que se te hunde hasta los huesos te sobresalta ligeramente. Lo dicho, ya no eres consciente ni lo más mínimo del paso del tiempo. Te incorporas sobre el colchón demasiado deprisa, y la vista se te nubla por completo durante unos instantes. Lo que te faltaba, la tensión baja. Das pena.

"Rapidito, Woods." Gruñe uno de tus gorilas, de cuyo nombre no quieres acordarte. 

"Como si tuviéramos algo más que hacer..."

"Tal vez tú no, Woods, pero los demás curramos."

En otro tiempo hubieras replicado algo. En otro tiempo hubieras tenido el ingenio preparado a punto, la lengua afilada y lista siempre para soltar cualquier clase de guinda en el pastel. O por lo menos hubieras sonreído de lado a lado. Pero ahora... ahora no encuentras las ganas ni las fuerzas para hacer nada de eso. Simplemente ruedas los ojos, saliendo de la celda con la cabeza baja y las manos metidas en los bolsillo de la sudadera.

SWEET DREAMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora