Tres Hurras por la Dulce Venganza

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"Como luego seas tú mi amigo invisible, te pego."

"Uy, qué violento. ¿Me harás pupa con el cuchillo de cortar mantequilla?" Dice el otro con tanto retintín que casi ladra.

Tú te limitas a sonreír afiladamente. Joder, hacía tanto tiempo que no lo hacías que casi se te olvida lo que se sentía al hacerlo. Viene bien, la verdad.

"Cualquier cosa es un arma si uno tiene imaginación suficiente."

"Vale, para ahí. No quiero tener que ver lo que se te está pasando por la cabeza." Te detiene el otro, agarrando su vaso de agua con la cara completamente asqueada. Oh, cómo lo sabe.

"Bah, tú te lo pierdes." Bromeas, agarrando el papel doblado que lleva mirándote toda la puta hora. "Ya me vendrás llorando cuando necesites saber cómo librarte de alguien con una cuchara de plástico."

No sabes exactamente por qué no lo has abierto antes. Por qué has decidido esperar hasta el postre para averiguar el pringao con el que te han emparejado. La verdad es que no tenías demasiada curiosidad por saberlo, pero por algún motivo ahora te está picando con fuerza, casi te está apuñalando. Te importa lo que es una mierda toda la gente que hay aquí, pero ahora que no puedes aguantar el supense de saber a quién le ha tocado a Jack, también te han entrado ganas de saber a quién le tendrás que regalar una servilleta sucia como regalo de buena voluntad. Así que sin más demora, porque las pausas dramáticas son para los cobardes, lo coges y lo desdoblas sin titubear.

Por un momento te quedas decepcionado, aunque no entiendes por qué, ya que no encuentras motivo alguno. ¿A quién te esperabas?

"¿Quién coño es Sally?"

La potencia que Jack le da al chorro de agua que sale disparado de su boca es digna de mención, casi de aparición en los libros de Historia. El líquido acaba prácticamente en la mesa contraria. Menos mal que no había nadie de por medio, porque lo último que te apetece es ponerte a fregar el estropicio de tu amigo como un gilipollas. Jack el aspersor se encoge sobre su abdomen tras dar una muestra de sus capacidades propulsoras, echando mano de un puñado de servilletas para secarse la jeta, que se la ha dejado guapa. Tú te has quedado inmóvil todo el rato. Tiene que ser una broma.

"¿¡Te ha tocado a Sally?!" Te grita casi al instante, aún atragantándose con su propia saliva.

¿A qué demonios viene tanto aspaviento? "Eso pone."

"¡No jodas!"

"¿Pero qué pasa? ¿Quién coño es, Jack?"

A ver si va a ser una hija de puta de mucho cuidado, de esas que como las hagas enfadar tus vísceras acabarán en el retrete de la señora de la limpieza. El otro te pone cara de circusntancias, el muy capullo, pero sus ojos sí que están de tu parte, y para darte pistas se mueven ligeramente por encima de tu cabeza. Te das la vuelta, y lo primero que encuentras tras echar un rápido vistazo es la cocina de la cafetería, la barra del servicio. Detrás del mostrador están las camareras, como tú las llamas, y algunos de los locuelos que para hacerle la pelota a Witless hacen horas extras ayudando a la comunidad y todas esas mierdas que siempre te cuentan. Aunque sólo hay una persona que esté fija en su puesto...

No es la primera vez que la ves, de hecho desde el principio te llamó bastante la atención su larga melena pelirroja, esperando que no sfuera ella quien se encargara de hacer la sopa. Tampoco te detuviste demasiado porque su cara languiducha y las pocas ganas de vivir que expresaban sus ojos te quitaron el interés por completo. Ahora lo has vuelto a recuperar, y con creces.

Devuelves la mirada con casi un latigazo, arqueando una ceja confidente. Jack frunce el ceño, echándose hacia atrás. Si se pusiera más rojo pasaría por el hijo de Hellboy.

SWEET DREAMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora