Dios bendiga al tío al que se le ocurrió juntar las capuchas con las sudaderas para crear la maravilla que ahora te está permitiendo escabullirte entre los pasillos sin que nadie se fije en tu presencia.
El escándalo que Jack ha montado en la sala de recreativos ha despertado el instinto rebelde del resto de los pacientes, especialmente de aquellos a los que no les quedan demasiadas luces dentro de la cabeza, y se ha montado un pollo bastante importante. Tal es así que ahora la mitad de los funcionarios del ala están amontonándose en esa habitación, tratando de contener la situación antes de que se extienda como un virus por el resto del edificio. El espectáculo perfecto para ocultar tu espantosa jeta, meter las manos en los bolsillos del pantalón, y caminar como si nada por los pasillos, pasando como un espectro ante las inconscientes miradas de los celadores, más centrados en que el local no acabe en llamas.
Cuando los pasillos comienzan a parecerte más desiertos, echas un rápido vistazo hacia atrás, viendo las últimas figuras desaparecer en la distancia de las paredes blancas. Entonces tus pies reaccionan, acelerando su paso hasta ponerse al trote. Menos mal que las playeras no chirrían sobre esas asquerosas baldosas, porque ya cometiste el mismo error hace tiempo y eso hubiera sido muy poco profesional.
Rezas a Dios, Buda y la madre que lo parió para que este sea tu momento. Es imposible que lo sea, aunque sería un puto milagro que fuera tan fácil. Pero de nada te va a servir quedarte en la celda esperando al día en el que Bob venga con una llavecita y te mande para casa. Eso jamás va a pasar. Si lo que de verdad quieres es la libertad, si lo que de verdad quieres es que esta sensación vuelva a desaparecer, tendrás que buscarte la vida y salir por tus propios medios.
No hay otra.
Te ocultas en la oscuridad de un pasillo de la limpieza, fácilmente reconocible por su total ausencia de luz y su peste a productos tóxicos. Apoyas la espalda contra la esquina, recuperando el aliento mientras tratas de escuchar sonidos que resulten sospechosos. Pero todo el jaleo resuena de forma distante y difusa, en la lejanía. Tienes vía libre.
Tus ojos irritados se deslizan suavemente sobre el pasillo, captando al instante uno de esos chismes con forma de bola que cuelgan del techo; esas putas cámaras de seguridad que se van desplazando de lado a lado como si fueran luces de una discoteca. La verdad es que una lucecita láser para saber dónde estan apuntando en cada momento ayudaría, pero no se puede pedir que todo te lo den en bandeja de plata.
Es imposible.
Es putamente imposible, joder.
Te vas a saltar una puta cámara. Vas a salir por un pasillo que no has visto en toda tu puta vida y te van a pillar las cámaras. Te vas a despistar y te van a tener fichado en los televisores de la sala de mandos. Aunque a lo mejor están demasiado distraídos con el tiglado que se está montando al otro lado. A lo mejor el segurata está medio sobao. A lo mejor...
Te centras en tu primer objetivo. Las dos cámaras que cubren el pasillo central. Sus movimientos son opuestos, para que así siempre estén cubiertas las mismas zonas. Pero tras unos minutos, tras fijarte bien en los movimientos que realizan, descubres que efectivamentese crea un punto ciego. Un punto ciego que tendrás que cruzar en tres segundos porque si no eres hombre muerto. Pero no crees que tardes más de eso en cruzar al pasillo que tienes enfrente. Más te vale.
Te preparas como si fueras a recorrer la maratón de tu vida. La bombilla del fluorescente que hay sobre tu cabeza parece iluminarse por unos instantes, como una luciérnaga que se resignase a morir. El olor a lejía y químicos te trae viejos recuerdos, y preparas tu cuerpo con pequeños impulsos. Esperas con el corazón en la garganta durante unos instantes, lanzando furtivas miradas a las cámaras.
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SWEET DREAMS
Misterio / SuspensoUn asesino psicópata que salta más allá de la ficción. Una loca perturbada que no sabe distinguirla. Otras clases de desequilibrados mentales. Y toda una vida para planear su jaque mate. Encerrados en el manicomio sin saber que los otros existían. ...