Capítulo 12.- Un beso de despedida.

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Me levante de la cama y mi corazón latía fuertemente, eran las cinco de la mañana. Me fui corriendo a la ducha. Aproveche para depilarme y afeitarme, me rocié en desodorante y luego en colonia, eran las cinco y cuarenta y cinco, faltaba nada para que yo normalmente saliera de casa. Estaba nervioso, salía cada día a correr pero no sabía que Natsu me observaba, ande de un lado para otro en el comedor, pensando en todas las posibilidades de hacer ver que me lo encontraba por casualidad, y que sin quererlo me acercaba a él... y nos besábamos... y lo hacia mío... me saco de mis pensamientos el reloj marcando las seis de la mañana, sonreí y salí corriendo de casa, rezando que el portazo que di no despertara a Irina. Estire como siempre, observando para ver si lo encontraba pero no estaba ahí, así que comencé a correr hacia el rio como siempre, esta vez no me metí dentro, quería observar bien cuando aparecía él. Al cabo de un rato lo note, estaba encima de un árbol, mi corazón comenzó a acelerarse, estaba cerca de la catarata, normalmente me zambullía antes de llegar aquí, por eso no le vería, así que pare delante de aquella cascada. Tenía dos opciones... Primera, lanzarme por la cascada y seguir como siempre. Segunda, dejar ahí el entrenamiento y hacer algo de caso a Porlyusica. Así que sin pensármelo dos veces, camine hacia atrás y cuando vi que ya había retrocedido bastante, me gire y corrí dentro del río hasta que llegue a la cascada y salte por ella. Al salir a la superficie me acerque a la orilla y vi que seguía ahí, encima de otro árbol, mire hacia el suelo y comencé a quitarme la ropa mojada quedándome solo en pantalones, dude un rato en quitármelos pero pensé que mejor no, ya que normalmente me quedaba con la ropa. Cogí los zapatos junto con la camiseta y comencé a caminar. Quizás sea idiota, pero frenaba el paso cuando veía que me podía perder, y caminaba tranquilamente hacia casa. Cuando ya faltaba nada para llegar, me di cuenta de la estupidez que estaba haciendo. Era imposible que él me espiara, él no era así, él me habría retado desde el primer momento en que me vio. Ese no era el Natsu que yo conocía. Pare en seco, y note como se quedó quieto. Me vinieron imágenes a la cabeza, desde hacía un mes estaba raro, normalmente con un rayo lo noqueaba durante más de diez segundos, pero últimamente, no. Y yo no bajaba nunca mi potencia, siempre la subía, dándole así mis... ¿Puños de amor? Algo pasaba con Natsu, y hoy, ahora lo averiguaría.

Estaba en el árbol de las cuatro, cerré los ojos y lance rápidamente un rayo en esa dirección, dando en la diana, me convertí en un rayo y lo lance al suelo agarrándolo por el cuello.

- ¿Quién coño eres? – Veía a Natsu, pero no era Natsu. – Vamos habla, no te lance un rayo tan fuerte como para noquearte.

- Laxus... soy yo... Natsu... - Apreté más el cuello, él no podría ser el Natsu que yo conozco. Con ese rayo no habría terminado como está ahora, tendría que estar riéndose de mi flojera o algo parecido. – Suel... suéltame... me haces daño...

- ¡Y más daño te hare como no me digas quien narices eres! – Note como mi cuerpo lanzaban chispas - ¿¡Quien narices eres y que has hecho con Natsu!?

- Lax – Lance un rayo al lado de la cara y vi cómo se asustó, y comenzó a ponerse rojo por la falta del aire –Lax...Laxus... - Le solté el cuello y lo agarré por el pecho levantándolo.

- Ultime vez que te lo pregunto... - Lo mire a los ojos - ¿Quién eres? – comenzó a toser y cuando fue a decir algo le lance un rayo, dejándolo noqueado. – Mierda, se desmayó.

Llegue a casa con aquel "Natsu" en brazos, lo metí en mi habitación y lo ate a la cama para que no pudiera escapar. Me acerque a la habitación de Irina y la desperté, y mientras ella desayunaba me di una ducha. No dejaba de pensar en ese falso Natsu y en donde habrá metido a mi verdadero Natsu. Salí y vi que Irina estaba en el sofá leyendo un libro, y me había dejado preparado un café en la mesa. Me fui a la habitación y vi que ya había despertado y no dejaba de intentar de quitarse aquellas cuerdas y aquella corbata que le había atado a la boca para que no hablara, cerré la puerta y cuando me vio se quedó quieto. Me acerque a mi armario y me saque la ropa para poder vestirme, lo mire de reojo y vi cómo me miraba con los ojos bien abiertos, como si no entendiera nada.

¿Amor? No lo creo.(LaNa)[FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora