INNOCENCE

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Al fin, después de tantos años, voy a poder salir de esta institución, con mis dieciocho años cumplidos, al fin iba a poder salir de las monótonas y aburridas clases e ir a estudiar a mi tan ansiada universidad de artes de Paris, no extrañaría mi antigua vida, bueno, solo extrañaría dos cosas, la primera, a mis dos únicas y buenas amigas Rose y Juleka, aunque supongo que nos seguiremos viendo, y la segunda, la más importante, la que me hace perder mi autocontrol y convertirme en un enamoradizo soñador; si ya sabía lo que era desvelarse por la persona amada y pasar horas enteras plasmando su hermoso rostro en un papel, rostro perteneciente ni más ni menos a mi amor no correspondido, Marinette Dupain-Cheng.

Guarde algunos dibujos en mi folder, abrí mi mochila y metí el folder dentro de él, no quedaban muchas personas en el aula, era de suponer, porque hoy en la noche era la fiesta de graduación, nuestra despedida, y también era el día en que llevaría a cabo la hazaña mas valiente de mi vida, le pediría a Marinette que me acompañara al baile, como mi pareja, ¡Dios!, tan solo en pensar en ella como mi pareja hacia que los vellos de mi piel se erizaran, ella y yo entrando cogidos del brazo frente a la mirada de la multitud.

Baje los escalones rápidamente tratando se seguir el paso de la azabache, ella se detuvo en uno de los pasillos, era mi oportunidad, nada podría salir mal.

-¡Hey Mari- me calle, no estaba sola, se acerco él, mi "rival", el modelo, millonario, amable y perfecto Adrian Agreste, justo cuando pensaba que nada podía salir mal, cuando al fin había vencido mi temor a hablar a mi ojiazul, aparece el rubio para recordarme mi lugar en esta historia.

-Y-yo acompañaba,... pensaba que po-podrias- Mi hermosa azabache no podía controlar sus nervios frente al rubio que solo la miraba divertido, era obvio que ella estaba profundamente enamorada de él, ¿Cómo es que no se daba cuenta? ¿Tenía retraso o qué?, la mayoría del aula sabia de los sentimientos de Marinette, al igual que los míos hacia ella, ya que nuestras reacciones eran las misma, los únicos que no podían o no querían darse cuenta eran ellos, ella ignorando los míos, y el ignorando los suyos, ¿Qué estúpido triangulo amoroso verdad?, ya parecemos novela mexicana.

-¡Claro! ¿Te parece si paso recogiéndote por tu casa? – Maldita sea, el acepto, ya no tenía oportunidad, me aleje lentamente, no podía seguir viendo los ojos resplandecientes de felicidad de mi musa, camine hacia la salida, ¿Qué clase de cara tendré ahora?, dolía, dolía muchísimo, siento que mi pecho se comprime, mientras mi garganta empieza a atorarse, dolía el hecho de saber que nunca podre ganar el amor de Marinette, que era patético al lado de alguien como Adrian, un estúpido por hacerme falsas ilusiones, por soñar como niño que algunas vez ella se daría cuenta de mi gran amor y correría a mis brazos.

Empecé a correr por las calles de parís hacia mi casa, empezó a llover intensamente, no me importaba mojarme, quiero que la lluvia lleve toda mi frustración, tristeza, impotencia pero sobre todo dolor; pare, el agua seguía escurriendo por mi cara, ya no era la lluvia, estaba salada y me encontraba dentro de mi casa.


Abrí los ojos lentamente, dolían un poco, sobe mi cara perezosamente, me estire quejándome de placer por la agradable sensación, me incorpore lentamente, mire la ventana, estaba empezando a oscurecerse, un sonido incomodo junto con una vibración en mi bolsillo derecho hizo que me levantara de la cama, era mi celular, mire la pantalla decía muy grande Rose, no quería contestar, deje que sonara, no conteste, pero empezó a vibrar y sonar otra vez, tratándose de Rose no se daría por vencida, la pequeña rubia era muy insistente cuando se trataba de mi o de Juleka.

-Aló Rose – conteste desganado.

Nath!- Dios, eso casi me deja sordo - ¿Dónde tienes el celular muchacho? ¿Por qué no me contestabas? – hay vamos de nuevo, ya salió mamá Rose – Estaba durmiendo Rose – respondí impaciente, ya sabía lo que se avecinaba, aleje el celular de mi oído - ¡¿Cómo?! – A pesar de estar lejos del móvil oí su voz claramente -¡mira la hora que es! ¡No llegaras a tiempo al baile de graduación! – tanto drama para un simple baile, yo no tengo nada que hacer hay – No voy a ir – respondí, quería terminar con esto de una vez por todas, Rose no hablaba, todo quedo en silencio – Así que la niña te rechazo ¿Eh? – una voz diferente hablo, era Juleka, pocas veces hablaba en forma burlona – no, ni siquiera eso – respondí molesto – ella invito a Adrian antes de poder acercarme – Juleka y Rose guardaron silencio por unos segundos, pude escuchar y ¡Oh! De parte de Rose, no quería que sintieran lastima por mi – Ya veo, eso sí es estar de malas – comento Juleka mas para ella que para mí – gracias por tus palabras de apoyo – hable sarcástico, cosa que casi nunca empleaba - ¿Y esa es excusa para que dejes tus amigas solas en una fiesta llena de lobos hambrientos por jovencitas como nosotras? – Contrarresto en tono reprochador y victimizado, lo entendía, quería levantarme el ánimo – Creo que los que tienen que cuidarse en todo caso serian ellos - quería que me dejaran en paz – Nath, por favor ¿nos harás esto? ¿A nosotras? – era otra vez Rose, utilizaba un tono lastimoso, seguro estaría haciendo esa carita triste que lograba convencerme siempre –por favor Nataniel, hazlo por nosotras, es importante que nos acompañes, eres nuestro amigo, nuestro hermano y te queremos, te necesitamos, se que duele el hecho de no poder confesarle a Marinette tus sentimientos ni poder invitarla al baile, pero, tu eres mucho más fuerte que esto, el Nathanael que conozco no se hundiría en un vaso de agua,.... Nath ¿Nos acompañaras? – calle, Rose era muy buena convenciendo, y más importante, tenía razón, no podía fallarles, ellas siempre han estado para mí, no podía hacerles esto, era hora de hacerme hombre y enfrentar a mi dolor, no defraudaría mis amigas, nunca - ¿Dónde las espero? – pregunte, pude oír el grito emocionado de mi rubiecita querida, tuve que alejar el móvil de mi oído, otra vez – En la esquina del instituto, a las 9 Pm en punto, si no estás juro que no solo tendrás un corazón roto, sino también todo la cara ¿entendido tomate?- reí por el comentario de Juleka – Claro, claro, aun quiero conservar mi hermoso rostro- bromee, ellas lograban ponerme de buen humor, aunque sea un poco – Nos vemos allá Nath, Adiós! – se despidió Rose y colgó, suspire cansado, sería una larga noche.

NATHANETTE- "One-Shorts"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora