Un joven pelirrojo de elegante traje observaba melancólico aquella iglesia pulcramente adornada de rosas blancas y rojas, las personas a su alrededor destilaban elegancia y satisfacción, la banda de violinistas en lo alto del podio tocaba una melodía serena acompañada del piano, parecía sacado de un cuento, el joven no desaprovecho y comenzó a tomar fotos a diestra y siniestra, después de todo era la boda del año, así lo habían calificado los medios de comunicación que obviamente estaban cubriendo el evento.
-¡Nathanael! ¡Al fin te encuentro!- Una muchacha de cortos cabellos castaños se le acerco corriendo con un signo de ansiedad en sus ojos marrones.
-¡Oh! Hola Ali- Se apoyó sobre sus rodillas para descansar de todo el trayecto que llevaba buscando a aquel pelirrojo, le hecho aire con las manos en un intento de aliviarla.
-¡Dios! Llevo buscándote desde las once de la mañana- intento pronunciar simulando regaño pero no pudo, le era casi imposible enojarse con aquel artista que la había ayudado en el pasado a practicar sus trazos, había quedado prendida del trabajo del pelirrojo y este se ofreció a ayudarla a mejorar su pulso en el pasado.
-¿Qué sucede?-
-Veras...esto-
-Vamos dilo, la boda iniciara en cualquier momento- La de piel trigueña suspiro y con una mirada de tristeza hablo.
-¿Es cierto que mañana tomas un vuelo a New York?- Nathanael se sorprendió un poco al conocer que su amiga sabia de su viaje, hace seis meses le había ofrecido un trabajo para un reconocida empresa de animación, el sueldo era bueno y le pagaban el departamento en medio de la ciudad, a pesar de la melancolía de dejar a sus amistades no podía dejar pasar semejante oportunidad.
-Sí, así es-
-¿Por qué no lo dijiste antes?-
-Lo iba a hacer hoy después de la boda- La muchacha miro a ambos lados como si tratara de buscar a alguien, el pelirrojo arqueo las cejas confundido.
-Bien, las cámaras están dentro-
-¿Cámaras?-
-Sí, así no llamaras la atención si vas a ver a Marinette-
-¿Ir a ver a Marinette?- frunció el ceño impaciente, a veces el pelirrojo podía resultar desesperante por lo despistado que era.
-Si, Marinette-
-¿Por qué? Ella saldrá en cualquier momento- Suspiro derrotada, ese hombre no entendía con indirectas.
-Lo que quiero decir es que vayas a despedirte- el joven separo los labios para hablar pero la muchacha castaña se le adelanto.
-Antes que digas algo, recuerda que han sido amigos durante años, además después de la boda ella y Adrien tomaran un avión hacia Marruecos, es ahora o nunca-
Nathanael reflexiono sobre esto, no lo había pensado pero la amante del anime tenía razón, después de la boda no tendría tiempo de ver a su mejor amiga y despedirse como se debe, le guiño un ojo a la castaña y se dirigió hacia la habitación donde la novia se daba los últimos retoques.
A sus veinticinco años Nathanael Kurtzberg era un exitoso animador y profesor de artes, amaba su trabajo y atesoraba con recelo lo que tuvo que pasar para llegar a donde está, cuando era un chiquillo de trece conoció a la alegre y amable Marinette Dupain-Cheng, recordaba que por aquellas épocas se había enamorado de la azabache y la había convertido en su musa, sin embargo esta siempre había tenido ojos para su compañero rubio, así tres años después armado de valor se le confeso sabiendo cual sería la respuesta, ese momento fue la "liberación" del pelirrojo, a pesar de haber sido rechazado dulcemente se sentía libre, tiempo después la que había sido su musa se convirtió en una de sus amistades y posteriormente su mejor amiga, al inicio era sumamente incomodo pero con el pasar del tiempo aprendió a disfrutar de su presencia, su apoyo, ocurrencias, frustraciones y torpezas, ahora doce años después su querida amiga estaba a punto de contraer matrimonio con el hombre que siempre había amado, sentía felicidad por ella y envidia a la vez, Marinette era una mujer grandiosa.
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NATHANETTE- "One-Shorts"
FanfictionHistorias de una de mis parejas favoritas de MLB. Pasen, lean se que te va a encantar.