NATHANETTE- "One-Shorts"

A TI

Miraba y escuchaba atentamente al hombre frente a él, tomaba anotaciones de vez en cuando, abrió su libro de historia del arte marcando las paginas que el profesor dictaba, también anotaba el nombre de otros libros aparte, no era obligatorio solo para los que querían profundizar más en el tema.

El sonido del timbre indicando la hora de salida molesto a sus oídos, guardo sus cosas es su maletín, saco una liga negra de un bolsillo de este, se procedió a amarrar sus rojizos cabellos en un coleta alta, unos cuantos se le escaparon quedando sueltos, el joven no les dio importancia y siguió con lo suyo, por ultimo tomo su carpeta de bocetos y salió del ahora vacio salón.

-¡Hola Nathanael!- un voz llamo la atención del hombre, era una compañera de otro salón, le sonrió con amabilidad y procedió a hablar – Hola Aurore- respondió empezando a caminar, la rubia también caminaba a su lado – Hace mucho calor hoy ¿No crees?- quería sacarle un tema de conversación al de ojos Agua marina.

-Es cierto, no me deja trabajar muy bien- admitió el joven sonriendo confiado a la muchacha causando un sonrojo en esta – Si, incluso no traes tu típica chaqueta- su sonrojo aumento al miran los brazos del muchacho, Perfecto, pensó, no eran tan llamativos como los de esos hombre que utilizaban asteroides, tampoco estaban delgados y flácidos, quiero tocarlos, pero no haría semejante desfachatez, la tomaría por pervertida, y vaya que si lo era.

-Es cierto, me siento desprotegido sin ella jeje- bromeo el pelirrojo, la rubia también rio junto con el- Quería saber si podíamos ir a tomas unos batidos helados- propuso sintiendo sus orejas arder.

-¡Claro! También quiero refrescar mi garganta- acepto, los ojos de la muchacha se iluminaron por la emoción, cogió al muchacho de la mano y comenzó a correr arrastrándolo por la universidad hacia el puesto de batido que quedaba en la plaza principal de la gigantes institución, el pelirrojo solo se dejo arrastrar sonriendo, algunas personas que vieron la escena fruncieron el ceño, unos por el atractivo pelirrojo y otros por la encantadora rubia, no era novedad que Nathanael Kurtzberg era uno de los estudiantes más atractivos de la facultad de artes y porque no decirlo de la universidad.

-Denos uno de fresa y otro de vainilla, por favor- el señor de los batidos atendió al pedido de la linda jovencita frente a él, la muchacha estaba más feliz de que el pelirrojo la acompañara que en vez de recibir los batidos.

-Aquí tiene- hablo en mayor entregando las bebidas a la rubia, esta metió la mano dentro de su pequeña cartera, pero el joven se le adelanto pagando – Muchas gracias – hablo dando media vuelta siendo seguido por la mujer.

-Nath, no era necesario, yo te invite- hablo avergonzada y alagada por el comportamiento del artista, este solo le revolvió los cabellos rubios, causando que la mujercita casi se desplome en el suelo por la vergüenza.

-Yo quise hacerlo, no te preocupes – sonrió mostrando su perfecta dentadura, el corazón de la rubia recuperaba su ritmo nuevamente – Ahora dame mi batido que me muero de sed – le entrego el delicioso batido de vainilla, caminaron a una de las bancas que había en la plaza universitaria, estaba debajo de un árbol, era un lugar perfecto para un día caluroso, empezaron a conversar de temas triviales mientras acababan sus batidos.

Caminaba por la calles mirando las casas y centros comerciales de su al derredor, creía que llegaría más tarde, pero Aurore recibió una llama de emergencia de su facultad, así que se despidió y se fue apresurada. Doblo a la derecha por esa calle había menos gente, su estomago sonó, tenía mucha hambre, miro su reloj de muñequera, eran las tres de la tarde, terminare contrayendo gastritis, apresuro su paso, quería comer tranquilo en su hogar, y para eso tenía que llegar rápido a preparar su almuerzo, cruzo unas cuantas calles ya llegaba a su hogar, su calle era conocida por no ser casi transitada, mejor dicho casi nadie paraba por allí, a excepción de sus vecinos, era un lugar sumamente callado y tranquilo.