Capitulo 12

150 4 0
                                    


Corro todo lo que me permiten mis piernas, y con la rapidez con la que puedo pasar entre la muchedumbre que se aglomera en este lugar, en el camino tropiezo con borrachos, drogadictos y una parejita que esta explorándose más de la cuenta, fruncí el ceño al darme cuenta que son un par de mujeres.

Con asco por la escenita llegué hasta la puerta y salí, en el exterior una brisa fría me cruzo el cuerpo, las manos me tiemblan y el estomago hace intentos de llegar hasta mi garganta.

¿Sera posible que esto sea real? Me pellizco por encima del abrigo, y siento el pinchazo de dolor, dándome por enterada de que efectivamente estoy despierta. Mi mente, cuerpo y corazón están dividas en dos grandes partes, la primera me grita que huya de aquí a donde nadie pueda encontrarme, quizá ir a mi cuarto tumbarme en mi cama, y llorar hasta deshidratarme, dudando hasta de mi existencia. ¿Por qué de pronto siento como si todo a mí alrededor fuera mentira?; la otra parte y esta es la que mas me gusta, solo quiere quedarse y enfrentarlo, escuchar de su boca la respuestas a todas la preguntas que me taladran el pensamiento.

Finalmente opto por la salida más lógica. ¡Necesito respuestas!

Estoy a pocos metros de la entrada a ese dichoso lugar, me doy vuelta al ritmo que mis pesadas piernas me lo permiten, a diferencia de lo esperado mi corazón no esta latiendo rápido, no que va, sus palpitaciones son pesadas, como si perdiera combustible y estuviera a punto de quedar varado. Y ciertamente así me siento, en puerta de un colapso, no estoy llorando, ni siquiera siento ganas de hacerlo es como si mis lagrimales se hubieran secado, y la sangre dejo de fluir por mi sistema. Lo único que me mantiene en pie es la rabia, rencor, decepción y tristeza que siento en cada fibra de mí ser.

Greg el mastodonte propina un empujón por la espalda a Gavin haciendo que termine de cruzar el portal.

Lo observo con atención, y empuño mis manos simplemente por aferrarme a algo, me mira como cordero a punto de ser degollado, sus ojos café oscuros me inspeccionan temerosos.

¿Cómo no pude darme cuenta antes?; Son sus gestos, esa tristeza que cruza sus facciones haciendo que no me sostenga la mirada ni tres segundos seguidos, la manera en que tensa su cuerpo por el miedo que siente, arruga el entrecejo y respira hondo buscando las palabras adecuadas.

Intenta acercarse a mí, pero por instinto retrocedo. Desvía la vista al suelo, al tiempo que restriega con sus manos su rostro.

Parpadeo confundida cuando en mi retina aparece una imagen nítida de Ethan, es como si por un momento volviera a tener al frente a mi flaco mexicano de ojos verdes.

Pero nada más lejos de la realidad, frente a mí se encuentra un cuerpo fitness, unos ojos cafés, y una cabellera abundante que antes no estaba.

Es como ver a Ethan en tercera dimensión.

Y no niego, que esta es una mejor versión de el. Por lo menos físicamente.

Sacudo la cabeza para enfocarme y despejarme de pensamientos vagos.

--Prietita...--Ethan se rasca la nuca, perece desesperado

--No vayas por ahí...Si lo que quieres es que te escuche, utiliza mi nombre—respondo, ese apodo en sus labios me sonó como el jodido infierno, quemando mis entrañas.

--Bren...Yo. Yo puedo explicarlo...--

--Que bueno. Porque quiero escucharte—articulo firme. Niega con la cabeza y da un paso hacia mí, pero lo detengo estrellando mi palma contra su duro pecho—No te acerques o no respondo de mi. Ethan tu no sabes las ganas que tengo de golpearte hasta verte sangrar, y sin importar que tan herido estés seguir hiriéndote hasta tu ultimo suspiro—termino con voz ronca, no me sorprende en lo absoluto que haya sonado sínica y psicópata. Cada palabra que dije es muy sentida.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora