Capitulo 7

146 6 0
                                    

Abrí los ojos sintiéndome más cansada que nunca, cubrí mi rostro con las manos, tratando de acostumbrarme a la luz. No se porque coño mi cuarto esta tan iluminado, nunca me ha gustado, es mas me apasiona los sitios cerrados y decorados con colores oscuros que den ese aspecto a cueva donde pasar ratos en soledad y tranquilidad. Y ahora aquí esta totalmente brillante como si estuviese al aire libre. Tanteo la cama despacio para corroborar que Ian ya no esta. Me giro sobre esta para levantarme. Las ventanas están abiertas dejando a la vista en parque infantil que se extiende justo de debajo de mi residencia. Sonrió vagamente sintiendo dolor en mis extrañas, suelto todo el aire contenido en mis pulmones y me deslizo hacia el baño.

En mi rostro hay una enmohecida mueca de sufrimiento, la he visto muchas veces, pero esta vez duele de forma peculiar. No hay nadie a quien culpar en esta ocasión, no es por la muerte de mi padre, no es por los tormentos de Ian, no es por el pasado tortuoso de mi madre, en fin no es por nada ni nadie que no sea yo, soy la única culpable de esa mueca en mi cara, y de esta punzada en mi pecho. En verdad me enamore de un jilipollas sin ni siquiera conocerle del todo, creí en su absurda manera de llegarme al alma, en su falsa sonrisa y su amor efímero, que a la primera de cambio me traiciono sin el menor remordimiento. Joder, parecía real. Cuando estábamos juntos nada mas importaba que sus labios y los míos, nada me quitaba el sueño si estaba junto el, se le veía sincero.

--Ya esta. Brenda ya esta. —me dije señalando mi reflejo. Deshice la cremallera del vestido que cayó en el suelo, dejando expuesta mi piel canela. Deslice mis dedo por mi abdomen recordando como lo hacia el, con sus yemas rasposas que hurgaban todo a su paso con extrema delicadeza. Sacudí la cabeza, maldiciendo la hora en que le entregue mi virginidad a ese bastardo.

Observe mi figura por un largo rato. No soy totalmente delgada, ni demasiado alta. Ian me saca como dos cabezas. Mis piernas son voluminosas pero tonificadas, mi abdomen es grueso y plano, la forma de mi cintura apenas se distingue, tengo lo senos muy grandes para mi gusto, pero que puedo hacer es herencia de mi madre. Pongo ambas manos sobre el lavabo, y meto mi cara en el grifo, sintiendo escalofríos por la temperatura del agua. Mi rostro es fino, eso se lo debo a mi padre y su procedencia inglesa, igual que el color de mis ojos ámbar oscuro, que ahora están empañados por las lágrimas que pujan por salir. Es nada mas fijarme en mis ojos y rememorar a mi hermoso padre correteando conmigo y llevando a comer helado. Retiro la coleta de mi cabello castaño y me dispongo a entrar en la ducha. Pasado unos segundos ya estoy toda mojada aun sintiendo el agua caer por mi cuerpo, pego mi frente a la pared, sintiéndome peor de lo que creía podría llegar a sentirme nunca.

No se porque los seres humanos siempre que nos sentimos mal por algo, evocamos todo los que nos causo heridas graves antes. Es como si fuéramos naturalmente masoquistas, una parte de nosotros se siente satisfecha cuando estamos deshechos espiritualmente. Se de primera mano que cuanto mas hondo caes, mas fuerte nos hacemos. Pero joder, porque precisamente ahora recordar a mi padre muerto. O a mi madre marchándose sin mirar atrás, gritándome que yo había sido un simple error. Porque tenia que sentirme tan jodida y hundida, solo porque un puto imbécil al que quise con locura me traiciono. Una cosa no tiene que ver con la otra. Pero aquí estoy llorando como magdalena dramatizando sobre todo lo que me rodea.

--Bren... ¿Me escuchas?-Ian pregunta, me lo imagino con la oreja pegada en la puerta—Oye morena, no me asuste. No quiero tener que entrar...-

Tomo mi toalla y me envuelvo, se que lo hará si no salgo de inmediato.

--Estoy bien... Qué tal si me pasas algo de ropa. ¿Quieres?- digo presionando la puerta, no se por que, pero nada mas pensar que el pueda entrar me hace sentir calor. En otros tiempos saldría y le diría que se diese vuelta, pero ahora lo nervios pueden conmigo y estar con Ian desnuda en una habitación, ya no se me hace tan fácil.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora