33. Ridículo.

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Capítulo dedicado a MiniLunatica y sus comentarios ❤

Tengo otra sorpresilla para ustedes...

Tengo otra sorpresilla para ustedes

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POV HUGO.

—Todavía no se lo contaste, ¿verdad?

—¿De qué hablas? —fingí hacerme el desentendido.

Estaba sentada en una de las camillas de la enfermería y ambos esperábamos el diagnóstico de Madame Pomfrey. Tenía los brazos cruzados sobre mi pecho... pero escuche la voz de Juliette zumbándome en la cabeza al burlase de mi "pose de chico malo".

Dejé caer mis brazos a un lado.

—Sabes perfectamente a qué me refiero: a nosotros —murmuró Charlotte.

—No existe un nosotros. Por Merlín, McLaggen, fue solo un beso, supéralo.

Tal vez, si le hablaba bruscamente entendería que era detestable.

—Pues, capaz que a ti no te interese, pero a tu prima sí.

Me encogí de hombros. Era muy posible que Lily se enojara por ello, aunque, como siempre, terminaría comprendiendo que lo que ocurriera con una chica para mí nunca involucraba sentimientos. Además, ni que fuera estúpido para enamorarme de McLaggen.

Y puede que mi papá también se enoje si se entera...

No obstante, nada de eso era importante. Me daba igual si se enojaban conmigo o no, simplemente estaba preocupado por mí mismo. Desde que Juliette me había dado un preparado discurso sin tartamudear acerca de mi promiscuidad y la inmadurez que esta conllevaba, era consciente de la cruel verdad que me reveló: si seguía siendo tan insensible, nunca iba a encontrar alguien que me amara tal y como era debido.

Eso me había dado miedo. Terror.

El haber estado con McLaggen sólo y porque "estaba buena" me avergonzaba. Eso no solía ocurrirme. Me gustaba presumir aquello con mis amigos porque era como todo un logro para los hombres: con quien más chicas estaba, más macho era.

Y si me ponía a pensarlo, eso sí era una estupidez. No había cumplido conmigo mismo ante mi auto promesa de no darle la razón a Juliette y tampoco me había resistido a mis instintos ni con una enemiga de mi prima. Era como una especie de animal primitivo, daba asco.

Necesitaba salir de aquí. Tenía náuseas y no era solo porque el olor a tantos medicamentos juntos me daba alergia en la nariz.

—Puede que me odien, Weasley. Pero soy una persona, ¿sabes? —me increpó de repente, rompiendo el silencio—. Si yo sintiera algo por ti, ahora mismo estaría llorando.

Me alarmé. Por Merlín. Ya me había pasado otras veces, solía percatarme de los sentimientos de los demás sólo cuando los veía sufriendo.

Crucé los dedos disimuladamente tras mi espalda. Podía soportar a cualquiera estando enamorada de mí, pero no a Charlotte McLaggen, simplemente porque no quería estar en medio de sus súper guerras con Lily.

Albus Potter y la maldición de los Potter || #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora