✨ Prólogo

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Cuando despierta esa mañana, JongIn sabe que su vida ha cambiado notoriamente.

Se sienta sobre el colchón y se gira en automático para observar el pedazo vacío en la otra mitad, porque pasan de las siete de la mañana y hace como mínimo una hora que KyungSoo se ha despertado, eso si es que ha podido pegar un ojo en el transcurso de la noche.

KyungSoo quizá no se ha dado cuenta, quizá piensa que JongIn no sabe que últimamente sufre de insomnio, que se le dificulta demasiado conciliar el sueño, casi tanto como a él.

Es viernes y debe levantarse, pero las sábanas se le pegan a la piel morena con ganas de arroparlo y jalarlo una vez más hasta lo tibio de su refugio. El mes de octubre avanza con tranquilidad y el cambio en el clima se va dejando ver. El otoño tras la ventana es más que evidente y eso solo le provoca cierto pesar.

Se siente cansado. Después de tantos años se siente cansado, pero está en la cúspide de su carrera, así que no puede darse por vencido.

Escucha pasos en el pasillo y se recuesta, cerrando los ojos para intentar parecer que está dormido. Es entonces cuando KyungSoo aparece, dejando un montón de ropa sobre el pequeño sillón del rincón al que él le ha dado ese uso en particular.

JongIn respira profundamente, acompasadamente... y KyungSoo por un segundo se detiene frente a él. El moreno sabe que lo observa, sabe que probablemente se ha dado cuenta de que no está dormido. JongIn nunca fue bueno mintiendo, mucho menos ahora que KyungSoo reconoce cada uno de sus gestos, cada una de las arrugas diminutas en su rostro que se empeñan en salir pese al montón de tratamientos para la piel que use.

Está llegando a sus treintas, va a comenzar la llamada década de la plenitud, y lo único que quiere es seguir durmiendo, porque si duerme... no tiene que enfrentar el problema que tiene enfrente. No tiene que enfrentarse a la vida y a KyungSoo.

Escucha la puerta cerrarse y deja escapar un suspiro sonoro porque el bajito se ha ido. Está completamente solo en la habitación y no importa, porque por el momento los problemas se han ido con él.

Se yergue nuevamente y saca los pies de la cama, alcanzando sus pantuflas perezosamente mientras se talla los ojos con el dorso de la mano, sin poder evitar soltar un bostezo.

La vida de casado le sienta bien, siempre se lo ha repetido, pero cuando se ve al espejo, sabe que algo anda mal, que lo sabe desde hace tiempo, cuando sus prácticas en la academia comenzaron a ser más exhaustivas y largas.

La rutina de JongIn comienza con una toalla en las manos, con agua fría mojando su cuerpo, haciendo que sus cabellos se peguen a su rostro mientras disfruta de lo reconfortante que puede ser una ducha para desperezarse.

Se da prisa porque ya se le ha hecho tarde, los viernes son particularmente pesados en cuanto a los ensayos. Ya que las puestas en escena son precisamente los fines de semana y él, no quiere perder un minuto más de su tiempo.

ㅡ ¿No vas a desayunar?

La voz de KyungSoo hace que se detenga en medio del pasillo de la sala y la cocina, pestañeando mientras lo observa, aún con las pantuflas puestas, sentado en una silla con el periódico en las manos, con aquellas viejas gafas de pasta que a él tanto le gustan, que él siempre pensaba que lo hacían lucir más encantador.

ㅡ Voy tarde... te veré en la noche. ㅡ JongIn niega mientras se aproxima a pasos gigantes, inclinándose hacia el frente mientras deposita un beso suave con sus cálidos labios sobre la frente de KyungSoo, que solo asiente lentamente mientras cierra los ojos.

ㅡ Ve con cuidado. ㅡ Exclama con un tono calmado, sin despegar su vista de la sección de entretenimiento, porque a KyungSoo le gusta leer los horóscopos aunque no crea en ellos.

ㅡ Lo haré.

JongIn se retira tan pronto como se aproximó y lo último que puede escuchar KyungSoo es el sonido de la puerta cerrándose, mientras que sus pupilas al fin se levantan del papel, echando un vistazo hacia la ventana para observar la silueta del moreno subirse a un automóvil que no es el familiar.

KyungSoo suspira y su vista se devuelve hacia la mesa vacía, sus ojos se pasean tranquilamente por toda la estancia y sonríe, lo hace lastimeramente porque aquello es todo, menos lo que él algún día soñó y esperó de su vida.

Después se enfoca en un pedazo de papel que ha dejado sobre la mesa, aún puede leer lo que tantas veces corrigió, las pequeñas letras con su pulcra caligrafía que se esmeró en no escribir, pero que a final de cuentas, salieron desde el fondo de su corazón.

"Ambos sabemos lo que sucede. Así que, será mejor que los dos tengamos un tiempo para pensar...

Llevaré a Min conmigo a casa de mi hermano, por favor... no nos busques, no todavía.

KyungSoo."

Notas:

Hola,

Voy a re subir esta historia a la que le tengo mucho cariño y que había mandado a borradores. Estaré corrigiendo algunas faltas ortográficas, pero no quiero cambiar nada más de lo que escribí hace años.

Ary.

Volviendo a ti ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora