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🐧🐹🐻

🌠Ahora

JongIn escuchó gemir a KyungSoo por lo bajo y se sintió en el paraíso, las sábanas bajo su cuerpo se sentían cálidas, se sentían esponjosas como si pisara las mismísimas nubes del cielo pese a que él nunca había volado antes. Ese era uno de los efectos que tenía KyungSoo, su precioso marido que a pesar de sus cumplidos treinta años tenía un cuerpo delicioso que siempre le había gustado admirar pese a que él siguiera siendo un poquito tímido.

Ni siquiera podía recordar cómo era que habían subido las escaleras, habían dejado el comedor atrás dándose de topes contra la pared, JongIn había aprisionado al bajito contra la misma, haciendo que sus brazos fueran los barrotes de una cárcel corporal de donde no planeaba liberarlo nunca más.

Los labios de KyungSoo eran demandantes, sus preciosos labios de corazón se movían de un lado a otro mientras que él intentaba seguir el ritmo que le marcaban, mordiendo su labio inferior en el camino con cierta sutilidad, lo escuchó quejarse bajito y todo su cuerpo enloqueció. Lo arrinconó aún más contra la pared si es que eso era posible y metió sus manos bajo la camisa de vestir que su esposo había estado usando y la que tanto le estorbaba en esos momentos.

Se deleitó con cada centímetro de piel blandita en su estómago, mientras que sus labios abandonaban los suyos para deslizarse por su mentón y la peligrosa curva de su cuello, esa que tanto lo hacía enloquecer. JongIn lo arrastró contra su cuerpo y se tambaleó nuevamente por el pasillo, con los ojos medio cerrados por momentos mientras que su marido simplemente se dejaba llevar.

KyungSoo colocó sus manos estratégicamente sobre su cuello y las enredó en ese lugar, haciendo que las yemas de sus dedos acariciaran sus cabellos de vez en cuando, secretamente había esperado por ese momento demasiado tiempo, y estaba disfrutándolo, el dejarse llevar, el permitir que las manos de JongIn lo apegaran contra su cuerpo y lo encendiera como sólo él sabía hacerlo.

Los años no pasaban en vano, porque JongIn mordió su lóbulo izquierdo provocándole una sensación inigualable, donde todo su sistema nervioso despertaba de su letargo para hacerlo sentir todo lo que se había estado conteniendo.

Subir las escaleras fue más que un problema porque ninguno quería despegarse del cuerpo del otro por ningún motivo. Y cuando JongIn finalmente lo depositó sobre la superficie de la cama, KyungSoo se sintió completo de nuevo. Se sintió en su hogar, sintió que la pieza que había estado faltando en su rompecabezas había regresado a donde pertenecía.

Abrió los ojos con lentitud solo para observar a su marido colocarse sobre su cuerpo con cierta delicadeza, JongIn se quitó la camisa por su propia cuenta, mostrándole a KyungSoo un primer plano de su pecho medio trabajado gracias a los años de ejercicio. El bajito levantó el brazo y tocó cada centímetro de piel chocolate que el moreno le ofrecía y lo saboreó tragando saliva sin poder ocultarlo.

Volviendo a ti ❀ KaiSooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora