Recuerdos.

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Cuando salí de bañarme, Dylan estaba sentado en mi cama petrificado como un fósil.

—¿Te encuentras bien? —pregunte mientras me acercaba a él.

Él me tiro del brazo y me abrazo, muy fuerte, me estaba asfixiando.

—Perdón —dijo temeroso.

—¿Por qué? —Hable confundida.

—Por todo, por olvidarte, por decirte las cosas horribles que te dije y por tratarte como lo hice — luego de decir eso apoyó su cabeza sobre mi hombro.

—No te preocupes —reí —esta bien, estas mas que perdonado —. lo abracé

—Gracias, por no rendirte y no dejarme solo —susurro.

—Jamás te dejaría solo, no por nada te dije que te amaba, y si te amo no me rendiría tan fácil con vos —sonreí

Esto está siendo un poco incómodo.

—Gracias —suspiro.

Ay... extrañaba mucho al Dylan tierno.

*Estruendo*

Ambos giramos para ver que era ese ruido y era Dean entrando brutalmente a mi cuarto.

—Suelta a mi luna - recalco "mi".

—Ella es mía perro sarnoso —Dylan me soltó y se paro para hacerle frente a Dean.

Bueno... mmm ¿holi...?

Dean se abalanzó contra Dylan, este lo esquivo y devolvió un golpe y así fue como comenzó una pelea.

Justo hoy tienen que agarrarse a las trompadas, no podían esperar o simplemente no hacerlo, odio la violencia, excepto si es contra Leila, esa me divierte.

Dylan calló al suelo y Dean se le tiró encima golpeando su hermoso rostro, no me pregunten como pero Dylan hizo un movimiento raro y terminó sobre él. Parecía como si no fueran a terminar nunca mas.

—Ella me prefiere —habló Dean para luego escupir sangre

¡Hola! es mi cuarto, que  asqueroso.

—Eso en tus sueños —Dylan respondió muy enfadado.

Después de varios golpes, patadas y amenazas mi gatito ganó aquella pelea.

Dean terminó tirado en el suelo, mirando el techo y maldiciendo.

Dylan apenas terminó con Dean vino y me abrazo.

—¿Estas bien? —me pregunto.

—Yo debería hacer esa pregunta —inspeccioné su rostro.

—Yo estoy genial —rio.

—Ven deja que cure tus heridas —le dije mientras le hacia señas de que se sentara en la cama.

Con un poco de esfuerzo y, recordando lo leído en ese libro, sané las heridas de Dylan y lo cambié de ropa con magia.

—Gracias —dijo con esa sonrisa hermosa que tanto me enamoró.

Mordí mi labio inferior y se me escapó una sonrisa.

—Te extrañe —dijo incorporándose.

—¿Cómo que me extrañaste?. 

—Si, aunque estaba en esa posición de desprecio a los hechiceros te deseaba y no quería aceptar que me gustabas. —rio de lado —Perdón —Volvió a decir.

—Ya te dije que estas perdonado.

Waa Dylan malo me quería igual aaa es tan hermoso

—Deberíamos ir a comer —volvió a hablar.

—Claro —dije toda contenta.

Antes de irnos de mi habitación sane a Dean y le pedí que por favor entendiera y que lo sentía mucho pero no puedo ser su mate. Lo que tenía que hacer es fijarme a ver si existía algún tipo de hechizo o magia que haga que él pueda tener otra mate y así no morir por falta de esta.

Dylan me miro un poco celoso mientras hablaba con él, pero nada de que preocuparse, al fin lo tenia de regreso y ahora si que nada iba a sacármelo, nunca más.

Bajamos al comedor y la primera persona que vi fue a la fea Leila, que obvio se abalanzó sobre Dylan.

La Mire molesta y esta solo me saco la lengua.

—¿Qué haces suéltame? —la empujo Dylan.

Sonreí Ganadora.

—No vuelvas a molestarnos Leila, o te destierro, no creo que quieras ser una gatita deambulante.

Leila abrió los ojos como platos y me dio una mirada amenazante.

—Esto no quedara así —grito para luego hacer una salida de diva.

Mientras comíamos hablamos sobre miles de cosas, como llegue aquí por ejemplo, entre otras cosas, al fin Dylan era mi gatito de nuevo.



















Mi gato (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora