¿Soy una Gata?

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No entiendo como esto es algo posible, así tan fácil cambié mi naturaleza, va cambió.

—Eres una gata blanca —hablo Dylan en su forma gatuna.

—¿Eh? —maúlle.

—Mírate —dijo creciendo y volviendo a su apariencia humana.

Él tomó un espejo, lo acomodo frente de mi y sonrió.

Esta vez era yo la que poseía una apariencia diferente. Era una gata completamente blanca, muy hermosa, por cierto.

—¿Viste? —sonrió.

Si obvio que si, no soy ciega.

—Esto me asusta —Respondí notoriamente nerviosa.

—Tranquila yo estoy igual, agregando lo de Leila, encerrémonos juntos. —sonrió. —Un día solo para nosotros. Además puedo enseñarte un par de cosas gatunas —Río. —¿Si?.

—De acuerdo, lo primero que quiero saber es a controlar la transformación —Dije molesta con la situación.

—Claro.

Hice señas con la cabeza de que empezara a hablar mientras cerraba la puerta con llave.

—Lo primero es visualizarse, haz una imagen de ti en tu mente, una vez que tengas eso siente tus extremidades y articulaciones. Obvio que yo lo hago mucho mas rápido pero no te preocupes todo es practica —Sonrió. —Mírate en el espejo y crea en tu imaginación a Cornee humana.

—Lo intentaré.

Silencio de concentración ....

—Se que puedes —me alentó Dylan.

—Me desconcentras — susurré molesta.

- Lo siento, lo siento —Susurro.

—¡Sh!

Estuve un largo rato intentando y nada, ya empezaba a exasperarme.

—No te preocupes —Hablo Dylan —Ya te saldrá.

—Yo lo necesito ahora, me es molesto y raro estar de esta manera, no me agrada para nada —Me queje.

—Ser gato no es tan malo —Se ofendió.

—Tu por que acostumbras eso, para mi que ya me habia costado acostumbrarme a eso de ser una hechicera, de golpe tener que ser un gato y empezar a aprender cosas desde cero. Ash muy molesto.

—Mira, te lo hare mas fácil —. Rio. —Aquí tengo una foto tuya.

Tomo su celular y luego de unos segundo me mostro la pantalla. La foto era la que me habia tomado cuando iba a besarlo, me veía muy graciosa de verdad aunque no iba a admitirlo. Al menos no ahora.

—Fíjate bien —Hablo —Imagina que estas en ese día en esa situación y trata de recordar todo lo que puedas. Ya teniendo una imagen de ti debería de ser más fácil —levanto una de sus cejas.

—De acuerdo. ¡Pero has silencio! —me encontraba muy estresada

Hice exactamente lo que me explico Dylan y poco a poco sentí como mi cuerpo cambiaba de forma, admito que es un sentimiento horrible y muy, muy, pero muy doloroso, ¿Cómo es que lo aguantan?.

—Bien —Grito Dylan.

—Me duele todo —mire mi cuerpo, el cual estaba lleno de moretones.

—Tranquila, es normal, ya te acostumbraras y esos feos moretones no vendrán mas —Se acercó a mi y me beso tiernamente.

— ¿Ya estas mejor con lo de Leila? —Dije enojada.

—Digamos, pero no me la recuerdes, estoy tratando de concentrarme en tus olores tus movimientos y el sonido de tu vos, así que no la nombres —Suplico.

—De acuerdo, por mi que no exista —levanté las manos en señal de derrota.





Mi gato (Borrador) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora