SECUESTRADOR - O.S - Larry Stylinson - Smut

||Parte 4

POV HARRY

Ya han pasado 5 meses desde que he tenido aquel encuentro sexual ''casual'', podríamos decirle.

Llámenme psicópata, sádico, o como quieran. 

Me he enamorado de mi secuestrador.

Y no puedo negar que la primera vez que tuvimos sexo, me gustó. Cabe decir, primera, porque aunque ahora seamos una especie de ''amigos'' con derecho, follamos.

5 meses y yo estoy aquí, en el mismo lugar, la casa de Louis, con él sentado a mi lado recordando aquel día y conociéndolo más poco a poco. 

-Y, cuéntame, ¿por qué trabajabas para esa gente?- Pregunté interrogante, con miedo a su reacción o respuesta. Sí, una semana más tarde de nuestra follada, cabe decir que me había dejado volver a casa, aunque la idea de la gente con la que trataba era tenerme hasta que mi madre dé la suficiente plata, él renunció. No lo soportó más, según dice.

-Es una historia larga, no sé si tengas tiempo.

-Tengo todo el tiempo del mundo, vamos Lou.

-Prométeme que no me juzgarás. Ha sido difícil. Estoy tan arrepentido de todo.

-No lo haré.

-Vale. Yo me he criado en un pueblo chico con mi abuelo, papá y hermano. Era un barrio algo inseguro, muchos robos, mal ambiente. Un lugar realmente feo, en fin. Ellos robaban, crecí viendo como mi familia robaba, mataba e incluso tenía problemas con la ley, pero pensaba que estaba bien. 

-Ajá- Escuchaba atentamente cada palabra que salía de su boca.

-Al principio, cayó mi abuelo. Él murió en la cárcel. Luego, mi padre robaba para mantener a mi hermano y a mí. Todo comenzó tranquilo, pero no, consiguió amistades de mala influencia, comenzó a jugar, apostar, drogarse, tomar, matar gente. Todo se le fue de las manos. Fué el segundo en ir preso. 

-Lou, no debes contarme si no quieres, no debes ponerte nervioso

-Mi hermano, siguió ese camino y creo que ya te imaginas la historia. -Continuó contando sin darle importancia a lo que decía- Yo quería salvarme, pero en ese barrio era imposible. Quería sacar a mi familia de la cárcel y llevarlos por buen camino, pero tampoco podía. 

-¿Y cómo llegaste a trabajar aquí?

- Un ''amigo'', me recomendó este trabajo ya que ganaba plata muy bien, secuestrar gente por muchísima plata cada uno de los secuestros. No sonaba nada mal. Comencé a los 17 años y lo creas o no, tú me ayudaste a abrir los ojos, aunque haya sido 5 años más tarde- No sé en que momento pero se había largado a llorar, sólo quería abrazarlo y decirle que tenía mi apoyo, que todo estaba bien.

¿Qué íbamos a esperar? Por más que se comportó muy mal conmigo, lo estoy ayudando. Trabaja en la panadería de mi madre, donde yo de vez en cuando ayudo también. 

Anne cree que lo conocí en la escuela, y que esa noche yo estaba durmiendo en lo de Niall, mi mejor amigo.

Volviendo al tema, no sabía como ayudarlo, lloraba y me pedía perdón repetidamente, decía que estaba muy arrepentido.

Simplemente me tiré arriba suyo a abrazarlo, lo abracé con todas mis fuerzas. Eso me ayuda cuando estoy triste. 

-No tienes nada por qué disculparte, lamento haberte tratado mal, no sabía nada de tu historia y sin embargo te juzgué, lo siento mucho.

-Bebé, tan jodidamente tierno. Enserio, lo lamento. Tú no tienes que sentirte mal, ¿vale?

No sé por qué, pero lo besé, sí, tomé la iniciativa por primera vez. Me siguió rápidamente el beso. Comenzó siendo suave y lindo hasta que las lenguas rozaron, en ese momento, todo era un descontrol. De un momento al otro, estaba sentado arriba de su regazo, besándolo como si fuera el último día de mi vida. Poco a poco me acerqué mas y dejé pequeños besos en las comisuras de sus labios para ir bajando hasta el cuello, dejé mi marca y cuando iba a quitarle la camisa me frenó.

-¿Qué haces? Bájate de encima mío.

No entendí el por qué, pero igual lo hice. Avergonzado y arrepentido a la vez.

Se paró rápidamente y me tomó de la cintura, caminábamos lentamente besándonos.

No estoy seguro de a dónde íbamos ya que tenía los ojos cerrados, pero los abrí cuando sentí algo duro chocar contra mi espalda. Era la mesada, estábamos en la cocina.

Rápidamente me subió a ella, quedando yo sentado y el parado frente a mí y siguió besándome mientras acariciaba mi espalda bajo la remera.

Besó mi cuello y clavículas, dejó unas cuantas marcas y se sacó la remera, mientras que yo la mía. 

Cegado, nuevamente reaccioné y quité su cinturón, desprendí su pantalón y lo miré con cara interrogadora.

-¿Puedo?

-Claro que puedes, bebé.

Bajé su pantalón completamente y comencé a acariciar su erección tras la tela del bóxer, metí la mano y lo masturbé mientras con la otra mano sacaba mi pantalón.

Bajé de la mesada y me arrodillé frente a él, bajé su ropa interior y fué el quién quedó pegado a aquella especie de mesa alta. Iba a hacerle la mejor mamada de su jodida vida.