Capitulo 11

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Abro los ojos y mis labios están a unos centímetros de los suyos, pero está dormido y tiene su brazo en mi cintura y nuestras piernas están entrelazadas, no sé por qué, pero disfruto este momento tan acogedor, es como estar en una nube de ternura y satisfacción.

- Hola - sus ojos se abren, y me da un poco de vergüenza que me viera observarlo de esta forma - Oye perdón, me quedé dormido - dice al darse cuenta que compartimos la misma cama y mueve sus piernas y su brazo.

- Tranquilo, te quedaste dormido yo entiendo muy bien de eso - bromeó.

- ¿Me traes el desayuno? - sus ojos se muestran suplicando pero en tono de broma.

- Yo soy la invitada - me quejo.

- Pero te deje dormir en mi casa así que mínimo me prepares un delicioso desayuno a la cama.

- Bueno, pero solo porque eres amable, o si no ni lo sueñes - bromeó, pero sus ojos se vuelven a mi ropa la cual era una jardinera.

- No se ve muy cómoda para dormir.

- La verdad es que no - me río y me levanto para ir a preparar un desayuno.

- ¿Quieres usar algo mío? - me sorprende su pregunta, aunque no sé qué es más sorprendente, su pregunta, o el hecho que dormimos juntos.

- Ya no tranquilo.

Llego a la cocina y no tiene mucha comida, pero se me ocurre prepara unos panqueques, solo unos pocos así no demoró, así que busco los ingredientes y me dispongo a preparar.

Ya estoy en el último paso de los panqueques que es que se frían en el sartén, mientras espero que se termine uno, preparo dos café.

- ¿Cuántas de azúcar? - le pregunto desde la cocina pero no responde, sus que decido ir a su pieza y no está, debe estar en el baño, así que toco la puerta y nadie responde, decido pasar y abro la puerta y me encuentro con un cuerpo semi desnudo, menos mal tenía la toalla puesta, o si no dios santo, que hubiera visto - Perdón, perdón - digo al voltear me rápidamente.

- Tranquila no viste nada ¿No te enseñaron a tocar?

- Si toque, pero nadie respondió y por eso pase - protesto - bueno en fin, ¿Cuántas de azúcar?.

- una y media, no me demoro en salir - responde.

Ya tengo preparado todo, hice diez panqueques con manjar, más dos café, llegó a la mesa y tiene su pelo mojado pero creo que luce más atractivo así.

- ¿Y todo esto? Es grandioso, acaso me quieres conquistar - bromeó.

- No te creas tanto, que esto es algo poco de todo lo que sé preparar - me río.

- ¿Quieres vivir conmigo? - lo pregunta muy serio, pero no sé porque me imagino eso y seria sensacional.

- Bueno yo me encargo solo de la cocina - reímos juntos.

- De verdad te quedó muy delicioso, debes quedarte más veces a dormir por favor - me encanta ver cómo disfruta de lo que he preparado.

- ¿Qué harás hoy? - no sé muy bien por qué pregunté exactamente eso, pero creo que es para sacar un tema de conversación.

- Iré a ver a mi abuela, los domingos los pasó con ella, ¿Puedo llevarle uno de estos? - pregunta, apuntando a los panqueques.

- Si claro, son todos tuyos - sonrió.

- Puedes ir a ducharte si quieres, no tengo problema o te llevo a casa - me dice mientras toma su café.

- Creo que ir a mi casa está bien - sonrió, al prender mi celular veo que tengo veinte llamadas de Hannah, y dos de Sabrina, creo que tendré que llamarla pero no aquí con Lucas.

- Bueno, vamos al auto que mi abuela me está esperando - me encanta que sea así, su abuela para él es su única familia por lo que entendí.

Un tratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora