Los trainees pasaban junto a Kris en grupos de dos y tres, y de vez en cuando lo saludaban.
—Kris hyung~ ¿Vas a comer ya?
El atardecer se acercaba y el conocido y viejo edificio estaba justo a su lado. Joonmyun se le acercó y le dio unas palmaditas en el hombro.
—No te olvides de la cena de esta noche.
Kris se giró y vio la calle en la que había aparecido. En ella había siluetas tanto conocidas como desconocidas. 22 de marzo de 2012. Exactamente hacía un año. Esto era como su ceremonia de graduación, pero sin birretes.
Entró en ese mismo edificio en el que ya había entrado incontables veces antes, y Kris cerró los ojos mientras caminaba por el largo pasillo. Habían debutado el 31 de marzo en Seúl, el 30 de marzo era el día anterior a su debut… Iba golpeando puertas silenciosamente mientras avanzaba. Cuando tocó a la última puerta, la octava, ésta se abrió suavemente. En el interior de la inmensa sala de prácticas, había dos personas.
Uno estaba sentado, apoyado contra el ventanal y mirando hacia el exterior, y el otro estaba tumbado, su cabeza reposaba sobre las piernas extendidas del primero. Sus manos estaban una sobre otra junto a la ventana, sus dedos entrelazados.
La luz anaranjada del atardecer iluminaba las pestañas de Luhan, que volvió ligeramente la cabeza para mirar a Kris. Sehun, que estaba tumbado, mantenía los ojos fijos en la ventana, y no se giró. En el silencio de la habitación, era como si aparte de ellos dos no hubiera nadie más en el mundo.
Kris cerró la puerta y se fue sin decir nada.
Todas las personas con las que se cruzaba iban riéndose, y Kris saludaba a unos y otros de vez en cuando. Su corazón estaba tan tranquilo y calmado como un río al amanecer, y en ese momento sólo deseaba encontrar algún sitio donde pudiera fumarse un cigarro en paz.
A lo lejos, vio a Yixing acercándose a él.
—Es hora de ir a comer. ¿Dónde está Luhan?
—A lo mejor se ha ido ya —Kris cogió a Yixing de la mano y lo arrastró en dirección contraria. Yixing miró hacia el pasillo, confuso, pero al final se dejó llevar por Kris al exterior del edificio.
Había puertas que no deberían abrirse nunca.
*
En la sala de prácticas, Sehun miraba en silencio por la ventana.
—De todas las personas que conozco, tú eres al que más le gusta huir, hyung —dijo de repente, y sus pestañas se movieron levemente.
Luhan estaba callado, dejó caer su mano y entrelazó firmemente sus dedos con los de Sehun.
—En cuanto alguien se acerca a ti, ahí es cuando huyes —dijo Sehun tranquilamente.
Luhan sonrió.
—¿Y entonces, ahora…?
—Justo ahora es cuando más calmado estás —contestó Sehun—. Porque pronto vas a huir corriendo.
Luhan miró por la ventana, sin contestar.
—Puedo seguir preocupándome por ti como hasta ahora, ¿verdad? —Sehun sonrió—. Como un hermano pequeño.
—Por supuesto —dijo Luhan—. Siempre seré tu hyung.
—Entonces está bien —las comisuras de los labios de Sehun temblaron.
Luhan giró la cabeza y vio, a través del ventanal, dos siluetas conocidas que pasaban por debajo, muy pegados el uno al otro.
Yixing estaba mirando fijamente la pulsera para oraciones budistas que llevaba alrededor de la muñeca, pensando en dios sabe qué. Kris le dio un golpecito en el hombro.