A por ello, tigre.

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Sophie POV;

Nico se fue hace unos minutos a su cabaña, para que me pudiera cambiar y asear con tranquilidad. Miro el reloj que cuelga de la pared. Volverá en media hora, mas o menos. A tiempo para el desayuno.

Me doy una ducha rápida y me visto con la ropa del campamento.

Me hago también una cola de caballo, para que el pelo no me moleste durante los entrenamientos. Estoy empezando a mejorar con la espada, Percy dice que tengo potencial, pero que tengo que entrenar mas. Y por eso entreno mas.

En tiro con arco no voy mal. Le he dado al centro de la diana por lo menos dos veces en cada entrenamiento. Eso es todo un logro para mi.

Pero en lo que mejor voy, sin duda, es en vuelo con pegaso.

He utilizado la misma todos los días. Aquella que vi por primera vez en el cutre recorrido que me hizo Nico por el campamento, Cotton Candy. Me enamoré de ella nada mas verla. Es ágil y graciosa al surcar el aire. Tiene una velocidad que te deja mareado una vez alcanzas tierra. Y, cuando no puede contra las corrientes de viento que te alcanzan una vez dejas fuera la atmosfera del campamento, yo trato de hacer uso de las lecciones que me dio Jason para controlarlo.

Y lo cierto es que eso es lo mejor se me da. Estoy aprendiendo muy rápido a manejar mis poderes. Y me resulta sorprendente el no haberme dado cuenta de que los tenía antes de cruzarme con Nico y Jason.

Usarlos es tan natural como respirar. Es una parte de mi. Una parte que cada día me gusta mas.

En resumen, me siento mas fuerte que cuando entré en el campamento. No solo físicamente, aunque desde luego eso también. Sino también psicologicamente. Como si pudiera afrontarlo todo. Me siento mas segura de mi misma, aunque las inseguridades siguen ahí. Creo que jamás se irán del todo.

Pero da igual. Son otra parte de mi.

Me termino de atar las zapatillas justo cuando alguien llama a la puerta. Me levanto corriendo a abrir.

Todavía quedan diez minutos para la hora que me dijo Nico. Tal vez haya llegado pronto. O tal vez sea Jason.

Pero, al abrir la puerta, me encuentro al mismísimo Quirón.

- Buenos días, Sophie.

Yo solo puedo quedarme mirándo. Es prácticamente la primera vez que hablo con Quirón. Y, desde luego, la primera vez a solas.

- Buenos días. - atino a decir.

Él comienza a andar sin perder un segundo, haciéndome un gesto para que le siga.

Lo hago. Cierro la puerta a mis espaldas y camino a su lado.

- Hace un tiempo que quería hablar contigo de un asunto importante.

Me mira como si esperara una contestación.

-¿Cuál?

Me cuesta manterme a su ritmo equino. El tío tiene dos piernas mas que yo.

- Deberíamos hablarlo en lugar menos público.

De repente se para y me doy cuenta de que estamos en frente de la Casa Grande.

- Claro.

Abre la puerta y me hace un ademán.

- Después de ti.

Paso un poco vacilante hacia dentro. Hay todo tipo de camisetas y letreros colgados por la estancia. Parece una fraternidad universitaria griega.

Quirón empieza a caminar hacia otra habitación, que deduzco que será su despacho.

- ¿De que quería hablar?

Sonríe ante mi pregunta.

- Por favor, tutéame. Todo el mundo lo hace.

Asiento con la cabeza. Me señala una silla y yo tomo asiento.

- Bueno, Sophie. Estoy seguro de que recordarás el reciente incidente del chico encontrado en la entrada del campamento.

Asiento. Por todos los dioses del Olimpo, me sería imposible olvidarlo.

- No quiero que te pongas nerviosa, pero lo que tengo que contarte tiene que ver con ese incidente.

Trago saliva.

- Yo mismo fui, junto con la inestimable ayuda del Señor D, - pone los ojos en blanco y yo río. - a registrar las afueras del campamento y el bosque en busca de quien fuera que dejara a aquel chico aquí. No teníamos demasiadas esperanzas de encontrar nada, pero sí que lo hicimos.

¿Por qué está Quirón contándome todo esto?

Toma una respiración profunda y me mira directamente a los ojos.

- Encontramos a tres chicos mas. En el mismo estado que él. Cada uno con heridas diferentes, pero ninguno sobrevivió.

Ahogo algo entre una exclamación de sorpresa y un sollozo.

- No... No puede ser. ¿Por qué?

Utilizo la voz mas calmada que puedo, pero hasta yo noto el toque de horror que se imprime en mis palabras.

- No lo sabemos. Pero todos traían lo mismo en el bolsillo. Encontramos esto en los cuatro... En los cuatro cuerpos.

Se lo que iba a decir. Cadáveres. Pero es demasiado fuerte. Es una palabra absoluta y tenebrosa.

Me tiende la mano, y dentro encuentro una especie de medallón. Tiene el tamaño del fondo de un vaso, es de bronce celestial y unos grabados lo cruzan.

4 A

Es lo que pone. Envolviéndo la incripción hay cuatro símbolos.

Esos símbolos hacen sonar campanas en mi mente, pero siento que no quiero recordar lo que encierra este medallón.

- Si tienes alguna idea de lo que son, debes decírmelo inmediatamente.

Niego con la cabeza. No.

Me sopesa un momento. Como queriendo discernir si digo la verdad, pero también como si quisiera creerme.

- Llévatelo. Piensa en si sabes algo mas. Eres la única pista que tenemos.

Levanto la vista de improviso.

- ¿Por qué yo?

Me mira con pena, como si fuera demasiado joven.

- Bueno, Sophie... Hay algo que no te había contado. Todos llevaban algo mas en los bolsillos. Un pedazo de pergamino. Muy antiguo. Llevaba algo escrito... La tinta es reciente.

Le miro sin comprender en que me relaciona eso con los chicos.

- En esos pergaminos... Ponían unas iniciales, y unas órdenes claras.

- ¿Cuales?

Me entrega un pedazo de papel amarillento y suave.

- Míralo tu misma.

Bajo la mirada con miedo, aunque también con curiosidad convertida en urgencia.

Dejarle el mensaje, morid. S. C.

Al lado de las letras hay un rayo. El símbolo de Zeus.

S. C.

Sophie Clare.

Before the after... (Nico di Angelo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora