Quiero verte incluso en tus peores momentos.

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IMPORTANTE.

Hola chic@s, siento haber estado sin publicar mucho últimamente. Sé que este cap ya estaba publicado, pero no se guardó bien y lo he tenido que reescribir desde la mitad. Así que tiene como ochocientas palabras nuevas. Espero que esteis teniendo un buen verano mis amores. 😍😍

Nico POV;

Me quedo mirando a Sophie mientras duerme. Realmente parece en paz. Como si nada malo se atreviera a traspasar las fronteras de sus sueños. Ojalá yo pudiera dormir así.

La miro durante tanto rato que ni me doy cuenta de cuando comienza el sueño y acaba la realidad.

En mi sueño, estoy en el inframundo. Típico. La mayoría de mis sueños se desarrollan aquí. Pero esos sueños suelen estar provocados por dioses que necesitan algo. Mayormente por mi padre, Hades. También por Afrodita de vez en cuando.

Al no ver ninguna divinidad caprichosa por el lugar, decido que si quieren algo ya vendrán a pedirlo. No pienso ir a buscarles yo. Me paseo por los campos Asfodeos, entre almas que no tienen rostro. No tienen lo que las hace almas. Les falta lo mas importante que puede tener una persona. Tiempo para vivir. Noción del bien y el mal.

Camino como si una fuerza me estuviera arrastrando hacia las fronteras de los campos Asfodeos. No soy capaz de dar media vuelta. O tal vez es que no quiero hacerlo. Los sueños son muy extraños.

En ocasiones veo una chispa de vida en algunas figuras. Recuerdos que van y vienen. Retazos de su vida incapaces de abandonar para siempre  la memoria de sus propietarios.

Por supuesto, son semidioses. O lo eran, al menos. Son los únicos capaces de acercarse a su antigua vida lo suficiente como para recordar. Los dioses son inmortales, y aunque nosotros no lo seamos, nuestro espíritu es tan inquebrantable como el de un dios. Incluso tras la muerte.

Pero los recuerdos se van antes de que puedas identificarlos. Y te vuelves a convertir en un encapuchado sin rostro. Para toda la eternidad.

Sigo caminando cada vez con mas urgencia, sin poder controlar mis acciones.

De repente, siento una mano aferrándose a mi brazo y me paro de la impresión.

Mi sorpresa es mayúscula. Ningún alma tiene la fuerza suficiente como para tocar a un ser vivo. Ni si quiera las de los Campos Elíseos. Mucho menos las que suelen estar en este lugar.

Pero esa mano sigue estando fuertemente agarrada a mi brazo. Levanté la vista del brazo para encontrarme con un rostro.

Un rostro de verdad. Con facciones reconocibles, aunque titilantes, como si se fueran a desvanecer en cualquier momento.

Era una mujer. De unos treinta años. Puede que menos. La edad con la que murió, seguramente.

Su rostro estaba deformado por la tristeza. Es hermosa, o lo era. Sus ojos azules rebosaban dolor y pena. Tenían algo familiar. Algo que me recordaba al hogar. Algo que yo nunca había tenido.

Debía de haber sido una semidiosa. Si  no, era imposible que recordara como era ella antes. Pero eso era  imposible. Y lo que si que era jodidamente imposible es que alguien tuviera rostro en los jodidos campos Asfodeos.

Era lo mas imposible que había visto hasta el momento. Y eso era decir mucho.

Se notaba que estaba haciendo un esfuerzo increible por permanecer corpórea. Se notaba la desesperación en cada uno de sus gestos.

- Tienes...Que... Protegerla - su voz era apenas audible. Era suave, dulce y también desesperada.

- ¿Qué? - no entendía una mierda de lo que decía. ¿Proteger? ¿A quién? ¿Que demonios estaba pasando?

Before the after... (Nico di Angelo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora