Megan Fox en bolas

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(Por: Axel)

—Una persona más que me pregunte si voy a contarle al diario de Delossi sobre "mi relación" con Abi, y no sabrán qué los golpeó.

Franco dejó su cubo de rubik perfectamente alineado y me miró.

—Deja de dramatizar. Es simple curiosidad, yo también quiero saber si van a ir a contarle a...

Se apartó justo a tiempo de mi puño. Sí, ya sé, la violencia no soluciona nada, pero me relaja (papá, si estás leyendo esto, es una broma. No dejes que me encarcelen).

—¿Es un mal momento?

Franco y yo nos congelamos ante el sonido de la voz de Abi.

Intercambiamos miradas unos segundos, para confirmar que Abi estaba rompiendo su costumbre de ignorarnos en los recesos.

—Abi —saludó Franco—, ¿estás bien?

—Sí, solo estaba pensando...Axel, no sé si deberíamos salir el sábado. ¿Y si nos ven y piensan que es una cita? ¿O si nos siguen para tomarnos fotos?

Su pregunta casi me hace estallar. ¿Es que todos se habían vuelto locos? Para empezar, era un simple diario escolar, no TMZ. Segundo, era exasperante no poder tener una amiga sin que la gente armara un escándalo. Intenté relajarme y prometí que iba a convencerlos de que nuestras vidas, como había dicho Franco, no eran tan interesantes.

—¿Ves? Este es el problema con dejar que los demás piensen lo que quieran. No puedes hacer nada porque existe la posibilidad de que piensen otra cosa. A este paso, vamos a tener que dejar de hablar por siempre. No voy a vivir toda mi vida asustado.

Abi sonrió.

—Pensé que ibas a renunciar a esto de ser amigos.

—¿Es broma? Franco ya se ha encariñado contigo, no quiero que mi mejor amigo esté triste.

Ahora quien tuvo que agacharse para esquivar un golpe, fui yo.

—¿Por qué me pegas? ¿Acaso no te cae bien?

—Eres increíble, Abi —respondió él, mientras seguía intentando atraparme—. Y que conste que nunca antes le había dicho eso a una chica con la que no quisiera salir.

La expresión de Abi hizo que temiera por la vida de Franco, pero me sentí con ánimos de tomarle el pelo.

—¿No se ve adorable cuando pone esa cara de asesina?

—Siempre eres tan encantador —ironizó ella.

—Ten paciencia conmigo. Creo que he desarrollado peligrosas habilidades para transformar la cosa más inocente en una insinuación. Es la costumbre.

—No te preocupes, el sábado llevaré mi rosario. Estaré preparada.

—Mejor lleva tu cinturón de castidad —sugirió Franco, ganándose un golpe de parte de Abi que no vio llegar.

Mientras ella lucía triunfal y Franco se frotaba la parte lastimada, sentí un pequeño arrebato de felicidad. Sí, definitivamente había pasado de ser la chica insufrible de la biblioteca a una buena amiga.

—Deja de quejarte, te daré un chocolate —Abi empezó a rebuscar en sus bolsillos.

Sí, definitivamente no podía separar a estos dos.

—¿Por qué estás sonriendo como psicótico? —Preguntó Franco, de repente.

—Solo estoy feliz por ser famoso fuera de la escuela.

PROHIBIDO tener citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora