Una flyer

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(Por: Axel)


La vida real debería aprender de Facebook y tener una opción para bloquear personas de las cuales no quieres saber nada.

Al inicio pensé que iba a ser fácil seguir en la escuela como si nada hubiera pasado. La vida continuaba, había arruinado antes las cosas con algunas chicas, me habían dejado antes, todo iba a estar bien.

—Si sigues repitiendo eso, te pegaré un tiro —amenazó Franco cuando llegó la hora del almuerzo—. Habla con ella y encuentren un punto medio.

—Ya dejó claro que arruiné todo, pero no importa, la vida...

—Continúa, sí, sí —me cortó Franco—. Por favor, ahórrate el discurso motivador, no me lo creo ni yo.

—Te odio.

—Te tiraré mi cubo de rubik —respondió él sin inmutarse.

Lamentablemente, no era tan emocionante ser amenazado por Franco.

Para empezar, me sentía como un cretino más de lo que nunca me sentí en la vida después de dejar a una chica, o que ella me dejara. La culpa era una emoción con la que no estaba muy familiarizado y no resultaba agradable.

Lo peor era que ocasionalmente olvidaba que todo había sucedido. Fue casi ridículo cómo la primera tarde, Franco y yo hicimos toda la tarea de matemáticas sin interrupciones, como si todavía estuviéramos compitiendo con Abi. No ayudaba para nada tenerla en dos clases. Nunca antes me había fijado en ella y de repente, podía reconocer hasta la forma en la que respiraba.

Lo peor era Abi en sí misma. No podía evitar ser...bueno, Abi. Tan malditamente inteligente y llena de energía. Era imposible no ser consciente de ella, siempre respondiendo en clases, preguntando cosas que nadie entendía y haciendo comentarios divertidísimos. ¿Cómo es que nunca la había visto?

—Franco, por favor, no llegues a odiarme nunca.

—¿Qué?

—Estoy descubriendo que perder un amigo puede doler más que perder una novia. No quisiera perderte.

Franco hizo la mímica de vomitar y me miró con asco.

—Eso es más sentimentalismo del que puedo soportar, ¿qué te está pasando?

—Abigail Lester, eso es lo que me está pasando.

—Lo que no te está pasando —corrigió él.

—Supongo que nunca se te ocurre que extrañarás las amenazas de muerte hasta que la conoces a ella.

—Es una forma bastante creativa de verlo pero todavía resulta muy empalagoso para mi gusto. ¿Te parece si termino la tarea de Biología en mi casa?

Ni siquiera esperó a que le respondiera, sino que tomó sus cosas y salió sin despedirse. Un minuto después, sonó el timbre.

—¿Qué te olvidaste? —Pregunté mientras abría la puerta.

La visita de Ale el fin de semana debió enseñarme que antes de abrirle la puerta a alguien, siempre se debe comprobar quién está del otro lado. Aunque no estaba seguro de que fuera a recordarlo si me volvía a encontrar lo mismo cada vez que pasara.

Había una chica apoyada sobre el marco de la puerta y tuve que parpadear un par de veces para despejar mi mente de todos los posibles escenarios que le seguían a esto según las películas porno.

—Axel Cruz, ¿verdad? —Su sonrisa casi pasaba desapercibida sobre su generoso escote.

—Ahm...sí. ¿Te conozco?

PROHIBIDO tener citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora