Charla nerd

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(Por: Abi)

—Arriba, es hora de ir a la escuela.

Intenté ocultarme bajo las mantas pero mamá adivinó mi plan y las sacó completamente. Solté un quejido.

—Abigail, ya es tarde, ¿qué te pasa? ¿Vas a empezar a ser una adolescente normal justo ahora?

Abrí un ojo tentativamente, ella no parecía muy contenta.

—¿Quizás? —Probé.

—Es lunes —se quejó mamá—, intenta de nuevo el viernes y quizás esté de mejor humor.

No podía decirle a mamá por qué no quería ir a la escuela, así que tuve que bajar a tomar desayuno. Mientras esperaba el autobús, me convencí a mí misma de que estaba siendo ridícula. No había faltado a la escuela ni siquiera cuando tuve neumonía, y no iba a empezar ahora por una estúpida escena con un estúpido chico.

Cuando llegué a clases, Mayra y Vivían me recibieron con normalidad, así que supe que Ale no les había dicho nada acerca de Axel. De hecho, el día pasó sin contratiempos y casi me sentí tonta por haber querido faltar. Axel tampoco apareció en la biblioteca.

Lo mismo se mantuvo hasta el miércoles, donde la última clase del día tenía a Axel y Franco sentados a cuatro mesas de distancia, así que llegué lo más tarde posible para evitar que intentara hablarme.

Casi funcionó, hasta que me distraje hablando con Ale en el camino de salida y alguien me tocó el hombro. Intenté ignorarlo lo mejor que pude pero Franco me cortó el camino. Su mirada encontró a Ale, que parecía dispuesta a pegarle y pareció acobardarse.

—Lo siento, Abi. De verdad que sí, ha sido un idiota.

—Mira quién habla —murmuró Ale no-tan-disimuladamente.

Franco volvió a mirarla como si también quisiera disculparse con ella pero tragó saliva ante su expresión molesta y me dio una sonrisa tímida.

—Todavía puedes contar conmigo si necesitas algo, ¿vale, chica inteligente?

—Por supuesto, casanova.

Franco intentó reírse, pero volvió a mirar a Ale con cara de asustado y se fue.

—Has conseguido darle pesadillas para toda la semana —le bromeé a Ale.

Pero ella no parecía apreciar mi sentido del humor.

—Franco no es mejor que Axel —murmuró—, pero no parece interesado en ti así que lo dejaré pasar.

—No puedes odiarlo —me quejé—, parece un buen chico detrás de su reputación.

Y además nunca te ha roto el corazón, pensé para mí misma.

—Franco intentó salir conmigo antes que Axel —soltó Ale, dejándome con la boca abierta—, y seguro hubiera hecho exactamente lo mismo que él, así que no me impresionan ni sus chistes, ni sus buenas intenciones, ni su estúpido cubo de rubik.

¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? Bueno, quizás "por qué" no era una pregunta justa. Con su metro setenta y cinco de altura, su cabello casi rubio que le caía hasta la cintura en perfectas ondas y su belleza de supermodelo, era un misterio para mí por qué los chicos del colegio no caían rendidos a sus pies. Quizás su carácter violento desanimaba a algunos.

—¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? —Solté las preguntas para las que todavía no tenía respuesta.

Ale dio un bufido como si el recuerdo no mereciera la pena.

PROHIBIDO tener citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora