Feria de libros

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(Por: Abi)

—Esto es probablemente una de las cosas más deliciosas que he probado nunca.

Acabábamos de terminar el tour por la exhibición en el museo y nos habían entregado gratis dos brochetas con anticuchos. Era bueno que esto no fuera una cita real o estaría avergonzada de la forma en que estaba devorándolos. Daenerys Targaryen no sabía lo que se había perdido por no freír ese corazón antes de comérselo.

—Empiezo a temer que te matan de hambre en tu casa, Lester.

Tenía una réplica ingeniosa en la punta de la lengua, pero mi boca estaba demasiado ocupada terminando el último pedazo que me habían dado en la brocheta.

—¿Podemos hacer nuevamente todo el tour?

No pude culparlo por reírse de mi tono de emoción.

—No. Prometí una feria del libro y es eso lo que vas a tener. Si te dejo cancelarla, pensarás que puedes salirte con la tuya, y eso sí que no puedo arriesgarlo —me imitó.

—Eres un amargado —le gruñí.

Sin embargo, media hora después quería tener cinco cabezas más para poder mirar todo. Lo único que me detenía de acabar con mis ahorros era que Axel quería saber si había leído cualquier libro al azar en el que lograba poner sus manos y eso nos quitaba tiempo.

Todo empezó con Kody Keplinger.

—¿Qué clase de libro es este? —Lo escuché decir mientras admiraba una edición en tapa dura de Animales Fantásticos y dónde encontrarlos—. Duff suena algo muy horrible que llamar a alguien.

—Es porque no has leído el libro. Es uno de los mejores libros de todos los tiempos. Grandes protagonistas, noventa por ciento libre de clichés, un sentido del humor insuperable...

—Creo que estás dejando que tu amor por este libro te ciegue —me cortó Axel, arruinando mi emoción y colocándolo de vuelta en el estante.

—Es una pena que no te interese, porque te pareces al protagonista. Y ese libro incluye una buena lección sobre ser una Duff.

—¿Cómo puedes tener una lección sobre ser la designada amiga fea y gorda?

Intentando ser dramática, le sostuve la mirada y saqué el libro a ciegas para colocarlo en sus manos.

—Lo sabrás si lo lees. Dale una oportunidad

Ambos miramos el libro que tenía en las manos y empezamos a reír: había terminado sacando una copia de Crepúsculo.

—¿Esta novela sigue siendo impresa? —Preguntó Axel incrédulo.

—Por supuesto que sí. Crepúsculo todavía tiene muchos fans repartidos por el mundo.

—¿Lo has leído? —Soltó Axel como si le acabara de decir que tenía diarrea.

—¿No lo has leído? —Devolví en respuesta. En un tono mucho más normal, por supuesto.

—Soy un chico, por supuesto que no lo he leído.

—No sabía que te daban puntos de masculinidad por no leerlo.

—Pero diría que sí te quitan puntos de inteligencia.

—Estás loco. Es una historia de lo mejor. Si hubiera tenido mejores protagonistas, hubiera sido un éxito rotundo.

—¿No fue un éxito? —Preguntó Axel—, todas las chicas hablaban de esto hace unos años.

—Quiero decir que no habría sido tan criticada por todo el mundo. Los personajes secundarios eran devastadoramente interesantes.

PROHIBIDO tener citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora