Prólogo de peligro

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(Por: Abi)

Es curioso cómo después de un par de años en la secundaria, te olvidas del placer de hacer nuevos amigos.

Sientes que los conoces a todos y que ya eres amiga de los que merecen tener tu compañía. Una percepción tan extendida y curiosamente equivocada. De repente, allí estaba, interesada en el universo desconocido que era Axel Cruz, el estudiante de secundaria y no el rompecorazones.

—Buenos días, clase. Tienen toda la pinta de que no han hecho la tarea, les daré diez minutos para que avancen lo que puedan.

La profesora Silvia era una mujer consciente acerca de la carga escolar que recibía cada alumno, y muchos la adoraban por eso. Mientras los demás intentaban copiarse de alguien más, saqué mi ejemplar de Dos años de vacaciones, para poder avanzar otro capítulo.

—Abi, ¿puedo hablar contigo un minuto?

Levanté la vista del libro y traté de no lucir culpable por haberle prestado mi cuaderno a Vivian mientras me acercaba al escritorio.

—¿Está todo bien?

—Abi, me han pedido que te dé permiso para dejar la clase.

—¿Qué? ¿Quién?

—La psicóloga quisiera verte y ha organizado una cita contigo.

Oh diablos. Voy a matar a mis padres.

—¿Es necesario que vaya? —Intenté quejarme. La profesora Silvia era uno de los pocos adultos que encontraba confiables.

—No hemos avanzando suficiente para un examen sorpresa al que no se te permita faltar. Vas a tener que perderte la clase, pero puedo ir a verte en la biblioteca al final del día...o quizás prefieras pasar por mi oficina.

Me pasé todo el camino hacia la enfermería intentando descifrar si había sido una indirecta sobre Axel.

La respuesta llegó con la psicóloga, que me invitó a sentarme y compartir algo que hubiera cambiado en mi vida la última semana.

—Mis padres se divorciaron, me explicaron sus razones, las comprendí, es un tema cerrado —anuncié en el tono más monótono que pude lograr.

—Sí, hablaron conmigo sobre eso —escribió algo en las hojas frente a ella—. Sugerí otra cosa, pero ya está hecho.

Dijo eso último con un tono condescendiente, como si mis padres fueran adolescentes insensatos que no seguían los consejos de un adulto responsable.

—Sí, lo lamento por eso. Tal vez solo perdieron control de la situación —intenté sonreírle comprensivamente—. ¿Ya puedo volver a clase?

—Todavía no hemos hablado del tema importante.

—¿Más importante que mis padres divorciándose?

La miré con la mirada más inocente e incrédula que pude lograr, pero ella se encargó de quitarme el buen ánimo.

—Eres una adolescente y la mayoría de ustedes no han logrado poner en orden sus prioridades.

—La mayoría —repetí de mala gana.

—Por favor, Abi —dijo ignorando totalmente mi observación—. Me han llegado noticias de tu nuevo novio y yo...

—¿Mi qué?

—Tu novio —repitió ella como si yo fuera lenta para entender las cosas—, el chico con el que sales.

PROHIBIDO tener citasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora