30. "¡Eh, rubia!" y "Bryce".

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En el capítulo anterior:
{ La puerta se abrió sorprendentemente rápido, para mi parecer y antes de que Chad se enojara más o que yo haga una tontería, asentí, lo saludé y me dirigí hacia mi clase según lo indicaba el papel de mi segundo año.

Sin nada que me cambiara de opinión, que me llenara la cabeza o que me enojara. }

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Capítulo treinta

"¡Eh, Rubia!" y "Bryce".

—No se pueden superponer ambas telas, porque las texturas no se complementan... —decía mi profesora de diseño.

Digamos que la clase estaba pasando rápido.

Muy rápido, para mí; las agujas del reloj marcaban cada microsegundo, eso me desesperaba, ya que cuando quería que el tiempo pasara lento, era lo contrario y cuando quería que fuera rápido, era lento.

En este caso no quería que pasara la hora, y bueno, no estaba logrando eso.

Pero algo que me asustaba era saber que en cualquier momento el timbre sonaría, tendríamos que ir a la cafetería y en ese mismo instante, los demás Alpha nos verían llenos de diamantina y, obviamente, enojados por la broma.

Quizá preparados para otra de sus magníficas y sorpresivas bromas y a punto de matarnos en grupo.

—Aunque bueno, pueden combinar estos estampados, cada diseño es propio, no hay necesidad de decir que el naranja no combina con el verde, cuando hay famosos diseñadores que los superponen y crean prendas únicas y especiales —el timbre sonó el todo el edificio.

—Mierda —murmuré.

—Pueden irse, recuerden crear sus bocetos y croquis para la próxima clase de dos diseños propios —nos sonrió.

Guardamos nuestras cosas y sin más, todo el alumnado salió con rapidez de la sala, dejándola a la profesora sola.

El pasillo era un desastre, minado de estudiantes y profesores trasladándose de un lugar hacia otro.

Mis pasos eran rápidos y no muy decididos, lo único que quería hacer era llegar a mi casillero y encontrar a los chicos porque bueno, si iba a morir por los demás Alpha y la broma que le habíamos hecho, mi grupo moría conmigo.

Visualicé los nombres de los casilleros, me encontraba en la letra "s", por ende, debía estar atenta si encontraba mi nombre.

Sullivan... Sown... Snike... Smalk... Sm...

¡Smith!

Frené bruscamente al leer mi apellido y unos dos nombres más.

Smith A. H.

Miré el papel y el código del casilero, memorizándolo destrabé el mismo, lo abrí y guardé mis libros.

¿Sería posible ver a los Alpha matarme? No de forma literal, me refería a que si su broma iba a ser peor... ya me imaginaba la cantidad de bombas que nos iban a lanz...

—Hola... —una voz masculina interrumpió mis pensamientos.

Miré hacia mi izquierda, donde el chico se encontraba mirándome con una sonrisa y recostado en el casillero de otra persona, con sus manos en los bolsillos delanteros.

Llevaba anteojos, era moreno y tenía unos ojos profundos, su sonrisa era hermosa, pero no me iba a involucrar en más chicos cuando a penas, podia lidiar con los que conocía.

—Hola —saludé, rápidamente, cerré el casillero y comencé a caminar a paso veloz hacia la cafetería.

Simone... Simbell... Shock...

¡Esto es guerra! © #2 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora