—¡Gen, ya empezaron a llegar! —Mi compañera Melanie se alarmó como si se tratara del mismísimo Dios el que había entrado por aquella puerta.
Suspiré y la miré con una mínima esperanza de que ella tuviera compasión de mí, y se levantara a recibir y a darle la bienvenida a las estrellas del equipo blanco.
Pero no, eso jamás.
Si aquí quien más trabajaba era yo.
Rodando mis ojos, me levanté y acomodé mi pantalón antes de proceder a moverme hacia la puerta de entrada.
Tú sólo sonríe y sé amable.
Las palabras que siempre me acompañaban hoy no hacían excepción.
Caminé hasta la puerta y allí con una brillante sonrisa, invité a pasar a todos y cada uno de los jugadores que, otro en mi lugar, no podría estar tan tranquilo como yo lo estaba.
Don natural, tal vez.
—Muy buenas noches. Sean todos bienvenidos, espero que esta noche sea de su total agrado. Estamos para servirles. —Sonreí finalmente mientras que con una de mis manos les indicaba el camino de entrada.
Claro, no podía negar que entre todos aquellos talentosos futbolistas habían unas esculturas que parecían ser los rostros y cuerpos del mismo Dios. Vaya.
Una vez que me había cerciorado mediante mi compañero Bryan de que ya no faltaba ningún jugador más, realicé mi retiro para colocarme nuevamente frente al mostrador de bebidas del que se encargaba Melanie.
—¿Y? —Melanie me dio un leve empujón.
—¿Y, qué? —La observé de reojo ya que mi atención se enfocaba principalmente en que todo en las mesas de los futbolistas estuviera bien.
—Ay no te hagas... ¿Cómo te fue? —Insistió.
—No me hago, en lo absoluto. Pero me fue bastante bien. —La miré para sonreírle volviendo a colocar mi vista en donde la tenía anteriormente.
Y es que en situaciones así, conservar la calma y la tranquilidad era meramente fundamental pues de otra forma, se perderían los estribos teniendo por consecuencia, un total desastre entre todos los miembros del servicio.
Cabe destacar que no era la primera vez que todos juntos como grupo aprendiz, nos disponíamos a atender grandes grupos de personas en donde realizábamos labores desde cocinar para todos hasta ofrecerles un servicio de atención por todo un día, pero sí era la primera vez en que una atención con tanta responsabilidad y cuidado como lo era hacia los jugadores del Real Madrid, se recargaba sobre nosotros.
Realmente trabajar en especialidades gastronómicas llevaba un gran esfuerzo y trabajo, y más aún, si esto apenas empezaba, como era nuestro caso: Primer año de bachillerato con primer año en una especialidad técnica en Gastronomía.
No si en cualquier momento esto podía colapsar.
—Hey, hola disculpa. —Salí rápidamente de mi trance al ver a aquella belleza de jugador. Ay Dios ¿¡qué me pasa!? Contrólame por favor.
—Hola, no hay problema. Dime en que puedo ayudar. —Sonreí mientras veía de reojo a Melanie abanicarse rápidamente el rostro con la mano sinónimo de que en cualquier momento se iba a desmayar.
No Dios, no ahora.
—Gracias. —El chico mostró una sonrisa sin igual. Claro y como no si es el mismísimo Álvaro Morata.— ¿Eres tú la encargada de las bebidas?
—Am esa es mi compañera Melanie. —Contesté correspondiendo a la sonrisa del jugador.
—Ow muchas gracias. —Volvió a sonreír mientras apoyaba su brazo en la barra del bar llamando la atención de mi compañera.
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One Shots Futbolistas ©
FanfictiePequeñas historias acerca de algunos hechos que a muchos en su vida tal vez les ha pasado, es lo que quiero plasmar acá. Éstas invenciones tienen como protagonistas a los jugadores del deporte más apasionante del mundo: El Fútbol. Te invito a que t...