•Sigue narrando Justin•
Era hora de entrar a clase, Ryan había faltado hoy, bueno eso parece.
Entro al salón de clases, con libreta en mano, diviso a __ con la mirada, y la encuentro con la mirada perdida en el gran ventanal. Le pasé por alfrente, para poder sentarme detrás suyo. Cuando me senté, ni si quiera se había dado que yo estaba detrás de ella. Al sentir el aire frío rozar su piel, su piel se errizo como si fuera una gatita.
Me acerqué a su oído y susurre unas palabras, que yo ni alcancé a escucharlas. Pero sé lo que le dije, algo que hizo que su cuerpecito se estremeciera. No sé si fue de excitación o de miedo.
Reí para mis adentros. «Algún día serás mía, __. Eso te lo aseguro, gatita bonita» Sonreí para mi mismo y en eso llega la estúpida de la profesora de historia.
Las horas pasaron muy, pero muy lentas y como dije Ryan había faltado, a la hora de salida, me subí a mi hermoso auto deportivo. Enciendo el motor y arrancó, voy con mucha precausión. Volteo la mirada al ver esas caderas y el culazo, que tanto deseo.
─¡Oye, hermosa! ¿Te llevo?- Le pregunté manejando a su lado y manejando a su misma velocidad.
─¿Tú otra vez? ¡¿Qué no puedes dejarme en paz?!- Dijo caminando.
─Oh, gatita. Gritas, y eso me gusta.- Ronronee.
─¡Eres un cochino!- Volvió a gritar.
─¿Contigo?- Reí. ─Claro.
─Déjame en paz, te juro que si no me dejas en paz...- Quedó callada, ya que las gotas de lluvia caían sobre se delicado y sexy cuerpo. ─¡Perfecto! Para terminar mi día, me tengo que mojar.- Dijo y me miro.
─¡Móntate, no seas terca!- Le dije.
─¡No quiero!- Me miró toda mojada.
─¿Segura?- Simulé que iba arrancar.
─¡No! Espera, está bien.- Sonreí.
─Pues ven, móntate.
Rodo el carro y abrió la puerta, estaba totalmente mojada, de mal plan su camisa era blanca y su corpiño negro de puntitos de colores. No pude dicimular y posé mi mirada sobre sus senos todos mojados. ¡Ganas locas invadieron mi cuerpo!
─¿¡Qué carajos me miras!?- Me miró a los ojos.
─Tranquila, ya.- La miré.
─¡Eres un pervertido, enfermo!- Cambió la cara hacia la ventana de auto.
─Puedo ser aún más, si gustas, claro.- Reí.
─¡Ay, calla ya!- Frunció el seño.
─¡Cállame!- Reí maliciosamente.
─Claro, ¿con qué quieres que te calle? ¿Con un puñetazo, una patada en las bolas o una cachetada? Tu escoges.- Sonrío.
─No me puedes dar una patada, porque estas allá y yo aca.- Volví a reír. ─¿Y con un beso? ¿No está incluído?- La miré.
─¡Ugh! Pensé que eras tierno, y eres lo más ignorante e inmaduro que pudo a ver existido.
─¿Madurar? ¿Para qué? Si lo que madura es lo...- Me interrumpió.
─¡Ajá, se sabe lo primero que se pudre, idiota!- Reí.
─Cálmate, gatita.- Pusé mi mano sobre su muslo desnudo.
─Saca tu asquerosa mano de mi muslo, enfermo.- Dijo.
─¿Qué? ¿No te gusta?- La miro y aprieto su muslo con mi mano.
─Mhm.- Susurró y cerró sus ojos.
─Eso me gusta, gatita.- Comencé a sobar su muslo.
─¡Bueno, ya está! ¡Basta!- Gimió de “angustia”.
─No, no gimas nena.- Sonreí.
─Ya, llévame a casa.- Me dije y asentí.
Seguí manejando, hasta llegar a su casa. Ella me miro extrañada.
─Te dije que sé donde vives, gatita.
─Bueno, ya. Adiós, y gracias.- Se bajó del auto, pero antes de que cerrará la puerta le dije algo que yo sé que jamás se le olvidará.
─Oye, __. Algún día te tendré de bajo de mi.- Le guiñé un ojo.
No dijo nada y cerro la puerta, y se fue corriendo a su casa.
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PYD (Justin Bieber y tú) |Hot|
FanfictionUna pequeña y placentera obcesión, se puede convertir en un gran romance.