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Pasé el embarazo sola, con ayuda de Silvia.
Me enteré que era una niña, me dio mucho miedo no ser suficiente para ella. No quería fallarle, no me creía capaz de ser una buena madre.
Entonces nació Joaquina, era hermosa y perfecta. Aún recuerdo cuando la cargué por primera vez... ella se veía tan perfecta. ¿De verdad yo había hecho aquello?
Mi madre vino a verla y prometió ayudarme a cuidarla, pero no debía decirle nada a mi padrastro pues él le había prohibido apoyarme.
En el hospital había guardería y yo podía llevarla conmigo. Pasábamos poco tiempo juntas porque yo debía trabajar para poder sustentarla, pero intentaba que no le faltara nada.
