38. Jackson

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Termino  de  ducharme  pero  me  tomo  mi  tiempo,  me  prometí  hace  una hora que  si llovía iba  a  contarle  a Alexis mi pasado  y, ahora, llueve  y  no  estoy  seguro  si  quiero  hacerlo.    No quiero  perderla  y,  contarle  esto  tal  vez resulte  en  perderla.
Salgo  de  la  ducha  y  me  visto, se  siente  bien  estar  limpio. Abro  la puerta  del baño  y  el olor  a  comida caliente  hace  que  el  estómago  me  ruja,  
-Mmm...¡Qué  bien  huele!-admito  mientras  me  acerco  hasta  la  mesada, ella  voltea  y sonríe,  
-Ya  sirvo-,
-Genial-, muero  de  hambre,  -¿Llueve  de  verdad?-,
-Mira  la  ventana-dice,  me  levanto  y  me  acerco  al  ventanal.   Nueva York  de  noche  es  asombroso  pero,  está  noche  corre  algo  de  viento  y  llueve, miro  el  cielo  y  veo  nubes enormes  y  relámpagos  más  allá,  va  a llover  con  más ganas aún,  
-¿Has visto  una tormenta  eléctrica  en Nueva York?-le  pregunto  a  Alex  desde la ventana,  
-No, supongo  que  no  deben  ser  muy  distintas  de  las de  San  Diego-,  me  rio,
-No  sé  pero  ver  como  los  rayos  caen  en todos los pararrayos es  divertido-admito,  -Es una de las cosas  por las que  me  gusta  esta  ciudad-,
-Tal vez veamos  una hoy, ¿No  crees?-dice  abrazándome  desde  atrás,  
-Tal vez-, me  volteo  y  la beso,  
-Ya  está la comida-dice,  
-Comamos  entonces-la  animo  con  una sonrisa. La  ayudo  con  la  mesa  y  nos  sentamos a cenar.   La amo,  no  hay  duda. Ha hecho  todo  esto  para  relajarme  cuando  de  seguro  está  igual, o  más,  estresada que  yo.  
Ahora la lluvia se  ha convertido  en  tormenta,  es  una señal, y  debido  a  sus pequeños gestos de amor, decido que es tiempo, tengo que arriesgarme, tengo que contarle mi pasado, no puedo seguir evitandolo.

¿Hay lugar para el amor? (Libro 2 de 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora