Uno

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UN MOMENTO DE GLORIA

Quizás las personas no son las correctas en tu vida o tu vida no es la correcta para las personas con quien compartiste algún momento especial...

A las únicas que creías poder confiarles parte de ti, no eran lo que decían ser, tal vez no se mostraron como realmente eran por miedo a la aceptación en general, pero... ¿quiénes son aquellas personas que tienen el derecho de juzgar a alguien?

NADIE.

Porque por más que digan tener la razón al decir las imperfecciones de otra persona, no tienen porque hacerlo si no son sinceros consigo mismos y con su realidad, ahora se preguntaran porque digo esto, pues bien, es porque necesitaba desahogarme de la realidad en la que vivo, necesitaba saber que habría alguien afuera a quien le podría contar lo que siento sin ser criticada sin piedad por las constantes miradas acosadoras.

Ya que dije lo que pienso empezaré por el principio del como terminó todo...

En un primer día cualquiera, a punto de terminar el bachillerato recibí la maravillosa noticia de que era aceptada en la Universidad en la facultad de literatura habiendo obtenido el 5to lugar en el examen de admisión.

— ¡Mamá!

— ¿Qué paso?, ¿se cayó algo?, ¿te caíste?, ¿te lastimaste?, ¿sientes algo roto o fuera de su lugar?

—No, nada de eso, ¡al fin llego!

—Y ¿qué dice?

—No lo sé, quiero que lo abramos juntas, pero que tú lo leas

— "Estimada Laia, nos complace hacer el honor de informarle que ha sido usted aceptada en nuestra universidad, en la facultad de literatura, también nos complace informarle que ha obtenido el 5to lugar en el puntaje de la evaluación realizada, de nuestra parte es todo, esperamos que en el transcurso de los días se comunique con nosotros, una gran felicitación por su éxito. Sin más que decir por el momento nos despedimos. Atentamente Raúl F. Santora rector de la facultad de literatura."

—No lo puedo creer, esto no es real, de seguro es un sueño y cuando me despierte todo se ira...

—Pero que dices chiquilla loca, lograste hacerlo tu sola y ahora iras a estudiar lejos de casa, ya no te veré, tendrás que vértelas tu sola y y-yo-o ¡ya no tendré a mi bebe! —me dice entre hipidos.

—Oh! Mamá pero si no me voy a vivir a Alaska, no queda tan lejos, además cada fin de semana que pueda venir lo haré, calma todo estará bien, ¿si?, sabias que en algún momento tendría que irme de aquí y empezar a vivir mi vida, aunque fuera lejos.

Después de dos horas en las que mi adorada madre lloro desconsolada porque su otro niño se iba, al fin conseguí tranquilizarla y hacerle ver que no todo era malo como ella lo pensaba, sin embargo mi padre fue todo lo contrario, vio peligros hasta en una hoja marchita en las calles de aquella ciudad.

Recuerdo el día en que le conté para que universidad aplique, fue todo un show porque llego al punto de correrme de la casa por no aceptar querer aplicar en la universidad de la cuidad, tuve que ir a dormir a casa de una tía por una semana, ya que el enojo de mi papa llegaba a la estratosfera y también está por una parte el hecho de que le prohibí pedir su cambio hacia allá, si..., no fue una buena estrategia de mi parte gritarle eso a los cuatro vientos, bueno, aquello ya es pasado y lo que importante era lo que venía.

— ¡LAIA!— me grita Thais por teléfono

— ¿Qué paso? ¿Acaso no puedes hablar como la gente normal? no, mejor olvida la pregunta, ya se la respuesta

—Dejare de lado en esta ocasión tu muy lindo y retórico comentario solo para preguntarte si ya te llego

Este es el momento en el que tengo que decidir si decirle la verdad de una vez o hacer que sufra tantito.

—Pues, si hablas del periodo, si, ya hasta se fue— le digo aguantándome la risa

—No estúpida, no me refería a eso. Quiero saber si ya te llego la carta de la universidad—se oyen gritos.

— ¿Oye que estás haciendo que se escuchan muchos gritos y ruidos?

—Oh. Nada, solo estoy corriendo a tu casa con dos bolsas de chucherías para festejar que a mí ya me llego la carta y me aceptaron. Pero tranquila, se que a ti también te aceptaran, solo es cuestión de tiempo.

—Y... ¿traes helado?...

—Si

— ¿Y traes...?

—Si traigo tu chocolate. No sé cómo es que te gusta tanto el chocolate

— Qué tal si mejor te apuras a llegar y luego empiezas con tu sermón de "el chocolate no es tan sano, bla, bla, bla"

Escucho como la puerta de la entrada se abre y a mi mamá diciéndole a Thais que estoy en mi cuarto, y que si se va a quedar a dormir, que le avise antes de la cena. Corto la llamada.

—Traje un poco de whiskey para ahogar las mi alegría y tu incertidumbre porque no te ha llegado la carta más importante.

— Tengo algo que decirte y es importante— le digo con una cara muy seria y escondiendo tras de mí el papel.

—No te aceptaron verdad. Es por eso que me pediste tanto chocolate y helado. Ash, como los odio, no puedo creer que el día que me decidí hacer algo juntas ahora nos medio separe la universidad, pero tranquila, podemos irnos juntas como lo planeamos y pues, puedes inten... —demonios su cara es de fotografía, debería estudiar actuación.

Mis risas hacen que se calle y después de un par de minutos entiende que era una mentira.

— ¡ay maldita estúpida! Me preocupaste demasiado, yo mortificada porque te deprimieras y tu carcajeándote en mi cara, pero ya, déjame ver en qué lugar quedaste.

Y le entregue ese papel que avala mi gran esfuerzo después de todo. Y como se imaginaran celebramos viendo Netflix toda la noche, con whiskey, dulces y todo el chocolate que pude comer, claro que al día siguiente tuvimos una resaca tremenda, pero valió la pena cada trago.

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