Ocho

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LAS DECISIONES QUE TOMAMOS 

Siento que muero.

Bueno, eso fue muy dramático, pero es en sentido figurado, relativamente cierto, estoy tirada en el piso de mi recámara intentando recuperar el aliento después de tanto que hacer.

Luego de llegar a mi casa del ensayo como todos los días, muy alegremente me dirigía a mi cuarto para tomar mi correspondiente ducha para quitar los olores no gratos en mí. Para serles sincera ustedes nunca jamás en la vida desearían encontrarse conmigo oliendo así. Sé que todo el mundo huele mal en algún momento y que es por el pH y así, pero, en serio es para mí algo muy desagradable, ni siquiera yo misma me soporto.

Regresando al tema, iba con rumbo a mi recámara cuando todo pasó frente a mis ojos, vi como claramente el terror de la familia Beckett puso patas arriba mi amado hogar. Un pequeño gremlin llamado Ana Clara con tan solo tres años y medio de edad.

— No — grite dramáticamente aun sabiendo que de nada serviría — ya llévame diosito, nadie merece un castigo así — le rogaba al cielo por una súplica.

— Que castigo ni qué nada Laia Dot, no estoy muy contenta de que te expreses así de tu pequeña sobrina/ahijada — me dijo mi madre frunciendo el ceño y colocando sus brazos en jarras.

— oh, vamos mamá, hay que admitir que prácticamente es como una pequeña maldición gitana — le expliqué — además de que no la estoy despreciando ni nada por el estilo, simplemente estoy dejando en claro un punto.

— Pues más te vale, porque si no hago que te la dejen a ti sola un fin de semana completo — ahg, mi madre nunca cambiará — ¿Quieres por favor ayudarme con la pequeña un rato por lo menos?

Uff, de que puedo, sí que puedo, la cuestión es que no quiero. Para empezar ni siquiera quería ser su madrina.

— Me quedó media hora contigo mamá, después me iré a bañar porque mañana es la competencia y me mandaron a descansar después de patearme el trasero con la práctica.

Y esa media hora se volvieron cuatro horas y media más, agregándole otra hora y media extra por la limpieza inmediata de algunas cosas.

Ahora, bien se preguntarán qué pasó aquí, quién es la chiquilla loca que prácticamente terminó de barrer conmigo el piso y todo a su paso.

Pues bien, dando una clase rápida de mi árbol genealógico, del lado de mi madre no somos mucha familia, tiene tres hermanos y ella es la de en medio, por si se lo preguntan. Somos un total de ocho nietos y dos bisnietos, la primera es Ana Clara, el otro es un bebé que apenas se está formando. Ahora bien, el bicho, como yo le puse, es hija de la hija de la hermana menor de mi mamá, ella y yo prácticamente nos llevamos seis meses de diferencia, no nos sorprendió cuando nos dijo que estaba embarazada, lo que si fue que me eligiera a mí como su madrina sabiendo mis antecedentes con niños.

Amaba a mi prima con locura, pasábamos tanto tiempo juntas que no era extraño para nadie pensar que era mi hermana, pues o bien ella dormía en mi casa varios días en la semana, o yo en la suya. Estábamos juntas en muchas cosas, pero para cuando empezamos la llamada "pubertad" nos distanciamos bastante. Se cambió hasta de escuela (íbamos juntas en la escuela) y perdimos el contacto.

No mucho tiempo después me dijo que iba a casarse con su novio, al cual yo solo conocía por fotos en Instagram, pero no le tome importancia. Se hicieron los preparativos para la boda y yo solo pensaba en cuando rayos iban a salir las cámaras filmando para esas bromas tan famosas en internet que te hacen creer que son verdaderas aunque en realidad eran mentira.

TRAVESIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora