LOS RECUERDOS DE UNA LUNA
"Nunca podrás plantar un buen futuro si estas anclado en el pasado"
Edmund Burke
¿Recuerdan que yo tengo una abuela a que no le caigo demasiado bien? Bueno, es ella exactamente quien abre la puerta de mi casa al yo bajarme del taxi con Ana en los brazos.
-Pero si eres tú... - dice en un tono de reprimenda - creí que era mi adorado nieto y su madre.
Agarro dubitativa mis pertenencias y le entrego al taxista el dinero por el viaje.
-Pues, si no mal recuerdo, tu adorado nieto es mi hermano y su madre es tu hija, a la vez que mi madre también – Creo que voy a tener que hacer dos viajes, porque con el pie como lo tengo en estos momentos no creo que logre llevármelo todo – Por cierto, ¿Qué haces aquí? Es que ya tampoco te quieren en la residencia en la que vives.
Genial, la abuela odiosa está aquí, mándala de paseo y descansemos de una buena vez.
Es una gran idea, pero no creo que resulte, lo más seguro es que ya se instaló, además creí que te gustaba recordarme lo que no me gusta recordar y lo bueno de las cosas.
Sí, bueno, hoy tampoco estoy de humor para soportar sus groserías.
-Muy gracioso niñita, pero eso no es de tu incumbencia – me suelta en lo que da vuelta sobre sí misma y comienza a caminar hacia la entrada de la casa.
-Pues sí te quedas en esta casa me parece que sí es asunto mío- le digo en lo que entro detrás de ella – no me digas que te vas a quedar aquí y no será asunto mío, es más, ni siquiera me meteré en tú camino.
-Lamento arruinar tus pequeñas ensoñaciones de deshacerte de mí pero eso no va a pasar, es más, dime en donde está mi hija, quiero verla ahora. – me exige en lo que empieza a acomodarse en el sillón de la sala - ¿y ya tienes a alguien que te soporte o sigues igual haciéndote la mártir por aquel hombre tan guapo?
En cuanto empieza con su segunda pregunta yo trato lo más rápido que puedo en dejar a Ana en el pequeño corralón de la sala para que pueda salir de nuevo por las bolsas y la carriola que aún siguen en la entrada.
Pero al verme mover ella no desistió y me siguió de cerca atosigándome con sus comentarios.
Era una bonita tarde hasta el momento antes de verla, durante el trayecto de vuelta a mi casa había recibido una llamada de Gabriel para preguntarme donde rayos estaba y si me encontraba bien, pues estaba preocupados tanto el cómo Alma, pues solo les había dejado el recado con el chico de la caja. Era normal que se preocuparan, pero como naturalmente tendía a irme sin avisar y nadie antes me decía nada, creo que por lo mismo no le tomaba tanta importancia como ellos.
Después de unos minutos de charla que más bien parecía uno de los tantos monólogos de Abraham, me dejo decirle que no se preocupara más y que su cita de esa noche era la hermosa chica que tenía a un lado y que esa noche también había sido su pareja de baile, que se lo tomara con calma e hice que me prometiera que de verdad la iba a tomar en serio y no solo como una salida más con una vieja conocida.
Entre tanto ambos me dijeron que a pesar de que los multaron con una penalización de varios puntos por el cambio repentino e inesperado de pareja, lograron pasar a la siguiente fase y que al parecer, al ser muchas más parejas de las que se habían anotado en un principio, la siguiente fase sería en unos días con el mismo horario.
Al menos una de las cosas si habían salido como las había planeado ese día.
-Niñita odiosa, ya deja de estar en tu nube y respóndeme de una buena vez – tomo la carriola usándola como soporte y las dos bolsas para ya no tener que hacer otra vuelta – tal parece que tu madre no te enseño los modales necesarios.
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TRAVESIA
Teen FictionLa búsqueda de un lugar en el cual encajar es tan exhaustiva que muchas veces te hace pensar que en realidad no existe, pero, la cuestión no es con quien tienes que ir, sino a donde... Eso es exactamente lo que nuestra querida Laia aprenderá en el...