Dos.

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Realmente, me encantaba ir al colegio antes de los 12, me encantaba estudiar, leer y aprender cosas buenas, pero cuando cumplí los 13 y la pubertad llegó a mi organismo todo cambió. La gente me miraba mal, me molestaban y dejaban notas con insultos y apodos pegadas en mi casillero o en mi banquillo de la escuela. Desde esos días, mi boca y mandíbula siempre era tapada con una máscara blanca.

Después de la fiesta de año nuevo en el colegio, este meteorito decidió mudarse a Japón.

Un lugar donde nadie me conoce, donde nadie me hace daño.

Camino en dirección a la estación, el tren llega y subo con mis maletas en mano y la máscara en mis labios. Me siento, esperando que el viaje que termine mi perdición, comience.

Mi vista es dirigida a la ventana, admirando el cielo, el paisaje es tan oscuro, la noche reina en la ciudad y la madrugada venía llegando. Quité mi máscara unos momentos para sacarme una foto, la arregle con la aplicación de mi iPhone, para después subirla a mi Instagram.

[...]

Las horas pasaban y por fin llegué a mi destino. Salí del tren y caminé por las cálidas calles de Sapporo.

Aquí me sentía bien, nadie me conoce ni me hace daño. Miré a las personas que cruzaban junto a mi esperando la luz roja en el semáforo. Todas llevaban máscaras, y no se sienten extraños, tampoco la gente la crítica.

En esta ciudad me convertí en una nueva persona.

Caminé hasta el hotel donde me quedaría, ya en la habitación tomé una foto de mi rostro y con la app Best Face, arreglé mi rostro y la subí a mi Instagram.

Se que todo esto es mentira, pero ¿A quién le importa? Solo quiero gustarle a las personas ¿Eso está mal?

Señorito Meteorito. ♡Billdip♡ #PremiosTiempo2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora