Capítulo 1 - Remembranzas del ayer.

833 49 24
                                    

Capítulo 1°- Remembranzas del ayer


Las piernas le empezaban a doler, sus pulmones le exigían respirar mejor ya que se quedaban sin aire; en aquella infinidad de árboles un joven de cabellos verdes alborotados corría con desesperación, observaba de vez en cuando hacia atrás, expectante de su persecutor, él podía escucharlo tras de él corriendo incluso más rápido de lo que podía exigirles a sus piernas. Estaba llegando hasta el final de aquellos árboles, sentía que podía lograrlo y aceleró más el paso, estaba a pocos centímetros del final, tanto así lo sintió, que estiró sus manos para lograrlo, pero fue en vano, un peso extra en su espalda lo hizo perder el equilibrio y caer al suelo, había perdido nuevamente.

Unos lengüetazos empezaron a recorrer toda su cabeza hasta que dio con su mejilla y él joven, ante esto, empezó a reír a causa de las cosquillas que eso le producía.

—Para... -hablaba entre rizas mientras se intentaba quitar al lobo de blanco pelaje y ojos color carmesí que lo estaba siguiendo.

—Rex, deja en paz a Midoriya. -dijo un joven de cabellos bicolor y elegantes vestimentas, su nombre, Shoto Todoroki, el príncipe del reino de Soulter; el mencionado que había girado para quitarse al animal de encima, hizo hacia atrás su cabeza para ver mejor al joven príncipe, aunque con esto observara todo de cabeza.

—Buen día Todoroki. -saludó el peliverde acariciando al can que se sentó a un costado suyo, esperando nuevas órdenes.

—Buen día Midoriya. ¿Entrenando tan de mañana? -el príncipe extiende una mano para ayudarlo a ponerse de pie, el joven de cabellos verdes le sonríe y acepta la ayuda.

—Bueno, mi antiguo maestro decía que los primeros rayos del sol hacen que poseas más energía en el día. -comentó el joven con sus manos en las caderas, e inflando un poco su pecho, tratando de imitar fallidamente a su maestro.

—Al parecer él tiene razón. -responde el príncipe poniendo una mano bajo su mentón-. Siempre estas con mucha energía en toda la mañana. –ambos jóvenes rieron un poco ante este comentario, recordando vivencias de infancias que en su mayoría eran pequeñas travesuras que desde tempranas horas hacían; el joven príncipe cubrió con una de sus manos su boca, para que no se notara tanto su alegría por esos incidentes.

—Cambiando de tema. –mencionó Izuku mientras empezaban a caminar y se dirigían al castillo que se alzaba tras el inmenso jardín, con el lobo Rex que seguía a Izuku al lado izquierdo-. ¿A qué se debe que me hayas venido a buscar? Es muy temprano aun para que estés preparado para el día, tus obligaciones empiezan después del desayuno.

—Es por mi padre. -contesta con suma seriedad, tratando de ocultar el enojo que siente al recordar los motivos de su temprano encuentro-. Me pidió que diéramos una demostración a los reclutas nuevos sobre combate cuerpo a cuerpo antes del desayuno.

—Tu padre me odia no es así... -sonrió con nerviosismo el joven pelo verde, más no es por el combate en si, pues aún a su corta edad de 17 años, él era uno de los mejores espadachines del reino, sino más bien, porque un combate cuerpo a cuerpo significaba "él peleando contra cualquiera que el rey propusiera" incluso hasta el mismo rey podía ser su contrincante.

—Cuando sea rey te aseguro que muchas cosas serán diferentes. -Izuku miró a su amigo y observó cómo sus manos eran apuñadas fuertemente, y su ceño se contraía en señal de enojo, no dijo nada, solo giró su mirada hacia el frente y siguió el camino, él no podía decir mucho con relación al creciente odio que su amigo sentía a su padre, por dos importantes razones.

La primera era porque desde muy joven a la única figura paterna que poseía había sido su maestro, es cierto que en su antigua casa había un retrato de su padre sosteniéndolo en brazos junto a su madre, pero él era un bebé en aquel dibujo y dudaba que a esa edad su cerebro recordara cosas, además cabe recalcar que Izuku aunque luchara con su cerebro todas las noches para recordar algo de su infancia, simplemente no encontraba nada desde los diez años hacia atrás, por ende no tenía fuerza moral para decirle a su amigo que los padres se comportaban así.

Mi lugar en la tierra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora