Big brother and little sister

1. La aventura inesperada

Como siempre en el pequeño pueblo de Mullingar, Irlanda estaba lloviendo a cántaros, en un diván justo al pie de la ventana se encontraba la pequeña niña de nombre Leah Horan; cuando le preguntaban si era hermana o familiar del famoso integrante de la banda ella lo negaba sin decir más.
En parte porque no estaba segura de como reaccionar al respecto y una parte de ella no quería un hermano famoso que compartir con el resto del mundo.

Pero claro que a kilómetros de distancia se notaba que era su hermana, los dos tenían el cabello rubio claro, esos hermosos ojos azules que hacían caer a cualquiera, así cómo también la misma actitud bromista y su disposición a hacer reír a cualquiera.

Y a pesar de todo para Leah, él era su máximo ídolo, y lo seguía queriendo demasiado tal como si Niall no se hubiera ido nunca a aquel reality; tal vez para una niña como Leah de 6 años era difícil de comprender y navegar algo tan complejo como era la fama de su hermano. 

Siendo tan joven había aprendido rápidamente que algunas personas no necesariamente querían estar con ella y su familia sólo porque si, muchas veces querían algo a cambio y ese algo era una llave de acceso a su hermano mayor, 

Su madre se acurrucó con ella en la ventana con una taza de chocolate caliente y de vez cuando la niña le daba pequeños sorbos.
Por la ventana se vio un mercedes color plata pararse justo en la calle afuera de su casa, pocos instantes después tocaron el timbre.

—Iré a ver quien toca, Leah.— Su madre le dio un beso en la coronilla, se levantó de donde estaba y se dirigió al recibidor a abrir la puerta.

Leah estaba interesada en saber de quien se trataba. Se oyó abrirse la puerta y unos cuantos gritos de alegría por parte de su madre, lo cual incrementó la curiosidad de la niña.

—¡Niall pudiste habernos llamado para saber que vendrías!— Se escuchó a su madre decir.

—Bueno, Mamá,  si hubiera llamado ya no sería una sorpresa.— Se escuchó la divertida voz de Niall, Leah por el rabillo del ojo miró a su padre que la miraba con un poco de sorpresa y ella le devolvió aquella misma mirada.

—Ven hijo, estamos en la sala. - se escuchó la dulce voz de su madre, tan cálida como siempre, ahora todo tomaba un poco de sentido para Leah. Su hermano venia de visita después de casi 8 meses que ella no lo veía ni sabía realmente nada de el, a no ser por la televisión o unas llamadas en contadas ocasiones.

Siempre que lo veía en el escenario cantando o en una entrevista, sentía un pequeño nudo en el estómago. Quería estar feliz por él, pero en el fondo se sentía un poco traicionada por su propio hermano. El había entrado a un reality y ahora el la había abandonado, ya no lo veía como antes y ya no pasaban nada de tiempo juntos. En ningún lado decía que al cumplir tus sueños tenías que abandonar a tu hermana.

Su madre llegó com una sonrisa radiante que Leah había visto pocas veces en su madre, y detrás de ella su hermano mayor por 12 años también con una sonrisa no tan radiante como la de su madre, pero igual de amplia.

—¡Niall! Qué gusto verte de nuevo.— exclamó su padre levantándose de su sillón favorito para abrazar a su primogénito.

—Yo también a ti, Papá.— respondió el rubio separándose de él una vez que lo abrazó con fuerza.

El chico se volvió hacia su hermana menor con el ceño fruncido y una ceja levantada intentando parecer molesto con su hermana menor, la cual extrañaba muchísimo.

Leah también lo extrañaba demasiado y era una de las razones por las que más odiaba que su hermano fuera famoso. Porque siempre estaba lejos y sentía que le quitaban poco a poco a Niall.

—Ahora resulta que mi bailarina favorita no me quiere saludar.— intento sonar entre divertido y molesto. Leah bailaba muy bien ballet a pesar de su corta edad y algo que le dolía a Leah era que Niall siempre la había incitado a continuar bailando, pero jamás estaba para asistir a sus recitales.

La niña se levantó de su lugar en la ventana y abrazó a su hermano por la cintura, él la abrazó de regreso y la cargó en brazos. Ella casi automáticamente le rodeo el cuello y abrazó con fuerza a su hermano.

—Hola Niall.— murmuró si dejar de abrazarlo. El le dio un beso en el cabello devolviendole el saludo.

—Hola Leah. - le susurró.

Sin dejar de soltarla se sentó donde Leah hacia unos instantes estaba sentada, sentándola en su regazo y teniéndola contra su pecho cómo cuando Leah era todavía mas pequeña.

Sus padres lo ponían al día y le habían contado sobre el ultimo recital de ballet de Leah, por suerte lo habían grabado y se lo enseñaron, al final Niall se lamentaba por no haber ido pero al menos estaba feliz de verla bailar y felicitaba a Leah.

Después de la cena, Niall y Leah subieron al segundo piso, su hermano se encargó de ponerle la pijama a Leah y los dos se acostaron en la cama de Leah, mientras Niall le enseño su nuevo celular, el cual tenía muchos juegos descargados, lo que le encantó a Leah.

La niña aprendió a jugar la mayoría en poco tiempo, después Niall le enseñaba fotos de sus viajes mientras le explicaba, se tomaron muchas fotos haciendo muecas y caras graciosas; se tomaron una en la que Niall le daba un beso en la mejilla y otra en la que estaban nariz con nariz casi riendo y la puso de fondo de pantalla también le enseñó a hacer videollamadas y llamaron a Harry, el amigo de Niall por unos minutos.

Niall le regalo a su hermanita un peluche. Cuando llegó la hora de dormir de Leah, Niall le cantó para dormir como siempre lo solía hacer. En su ausencia, su madre le cantaba pero para ella no era lo mismo pero le seguía ayudando a dormir.

Cuando Leah dormía, Niall bajó a la sala con sus padres a hablar de la razón por la que se encontraba allí realmente.

—Oigan, quería proponerles una idea.— dijo Niall decidido.

—Te escuchamos hijo.— respondió su padre.

-Pues, pensé en llevarme a Leah por todo el verano a Londres, quiero compensar los 8 meses que no la vi, no me quiero perder de su infancia. Y ya que Greg esta pasando en verano en Alemania y está aquí sola, pensé que a ustedes les vendría bien un descanso sin hijos. — soltó Niall a sus padres con el miedo de que les dijera que no. —Les juro que nada le va a pasar a Leah, los chicos y yo somos muy responsables y la vamos a cuidar bien.—