El estado de ebriedad que Lex había adquirido no permitía que caminara recto o rápido, por lo que Raisa tuvo que poner un poco de esfuerzo para llevar sana y salva a su alumna a su casa, ya que esta parecía agarrar todas las baldosas salidas o desniveles de las calles. De cierta forma, la condición le sirvió a ambas, porque Lex era mas manejable, aunque torpe, y esta de a ratos se daba cuenta que se calmaba de forma mucho mas veloz del pánico interno que sentía, algo que totalmente despierta no sucedería.
Cuando llegaron al hogar de la mayor, esta abrió la puerta y la dejo pasar primer entre tropezones y tambaleos, los cuales pararon al adentrarse y pararse a ver una enorme sala de estar, la cual tenía varios sillones, unas escaleras que llevaban al piso de arriba, una puerta a la derecha que debía ser un baño, y otra que debía llevar al resto de la casa o a la cocina. Era un lugar acogedor, sillones alrededor de una mesa de madera, piso de blancas y grandes baldosas con paredes cremas con cuadros.
—Siéntate —dijo con algo de autoridad, a lo que Lex lo hizo de inmediato tomándose de algunas cosas para no caer.
Ya con el trasero apoyado y sin posibilidades para caer, ella se permitió ver a su profesora ubicarse en otro asiento mientras la miraba fijo y poniendo los brazos estirados en el respaldo en completo silencio. Por la incomodidad, esperando poder volverse a calmarse, en la ebriedad preguntó si podía fumar empezando a sacar la caja de cigarros, a lo que ella enarco una ceja como si preguntaba en serio, a lo que la menor se arrepintió inmediatamente al recordar que Raisa era una mujer muy saludable.
—Lo lamento.
—No pretendo discutir tus preferencias, eso no me interesa, pero, ¿sabes el estilo de vida que estas llevando?
—Em, si, por algo la elegí —contesto dejando salir un poco de resentimiento que no comprendía de donde venía, siendo algo arisca al hablar.
—Te hará mal, y confío que lo sabes bien.
—No me interesa.
Lex solo podía suponer que sus emociones salían tan a flote porque estaba algo ebria, pero era como en realidad se sentía y no iba a pretender mas, simplemente contestarle con la frustración y el enojo de que fuera ella la persona que adoraba.
Raisa apretó un poco los labios ante las palabras y espero unos segundos antes de hablar.
—Es un gran problema el no interesarte —indico y la menor rodó los ojos—. ¿Por que cambiaste así.
—Yo soy de esta manera, simplemente decidí mostrarlo —respondió acomodándose mejor en el sillón mientras pasaba las manos por su rostro en un intento de despejarse.
La oyó suspirar y por eso la miro de inmediato al escuchar ruido a continuación, notando como ella se había levantado y miraba el reloj en una pared.
—No puedes volver a la escuela hasta mañana, así que dormirás aquí —hablo indiferente rodeando su sillón para desaparecer por las escaleras.
La chica se quedó en la misma posición sin saber que hacer, es decir, ¿se acostaba?, ¿se iba a pesar de lo dicho?, ¿o se quedaba así? Estaba en la misma posición, o mas rígida que antes por la confusión, cuando ella apareció con una manta y una almohada mas cómoda que la de los sillones.
—Si tienes frió me dices, estoy arriba en la segunda puerta a la derecha —indico mirando sus ojos con seriedad, pero no con tanta dureza en su voz.
—Gracias —dijo con el corazón acelerado por esa conexión de miradas, pero se movió para acomodar todo mientras ella se volvía a ir.
Lex se saco los zapatos y los accesorios para acostarse viendo el celular en mano, entrando al chat grupal de sus amigas y avisar con algunas letras cruzadas de que estaba bien. Con eso hecho, suspiro saliendo de toda aplicación y lo apagó dejándolo en la mesa que tenía la luz en la punta del sillón, apagando la luz en el proceso, y durmiéndose casi inmediatamente con esa nueva oscuridad.
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𝐌𝐈 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐎𝐒𝐀 𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑𝐀 [pausada]
RomanceAlexia es una chica normal que no sobresalía mucho en la enorme escuela de mujeres a la que iba. Gustándole estas, con las grandes posibilidades que había allí, se viene a enamorar de una persona incorrecta: su hermosa profesora de gimnasia. Después...