18 ♥ Inesperado

391 42 5
                                    

Lex espero sentada en la pileta unos largos segundos, pero termino levantándose con pesar y siguió el camino de Raisa con cierta culpabilidad descansando en el centro de su pecho. Guardo silencio y no la llamo al ingresar, sino que solo analizo su alrededor y noto que el bolso de ella ya no estaba, así que se paralizo al creer que se había ido y miro la entrada de la casa, con alivio notando que las llaves seguían en donde las había dejado.

Agarrando una toalla, Lex se seco las piernas y se movió despacio por el lugar terminando por subir las escaleras, a medida que se acercaba al otro piso escuchando el ruido del agua de la ducha caer. Comprendió que se estaba bañando, por lo que volvió a bajar y se sentó en uno de los sillones agarrando la revista más cercana para ojearla, el sueño empezando a visitarla cuando escucho los pasos de la mayor. Ella apareció sacudiendo su cabello para que se secara mientras iba directo a la cocina, Lex identificando como limpiaba algunas pequeñas cosas que habían quedado antes de volver con el bolso en el hombro.

—¿Me abres? Iré a casa —dijo completamente indiferente sacando el celular y revisándolo.

La joven se levanto nerviosa, ansiosa y preocupada, todas las emociones juntándose y provocando que no supiera que hacer, pero logro ir a la puerta y agarrar las llaves. Amagando a ponerlas en la cerradura con la sangre bombeando con algo de fuerza en sus orejas, en un pequeño arranque de adrenalina se detuvo y se volteo apoyándose en la madera laqueada con las manos en su espalda.

—¿Qué fue lo que dije mal? —pregunto de manera baja, demostrando lo temerosa que estaba por lo que pudiera pasar.

—Todo —respondió simple haciendo unos movimientos sobre la pantalla antes de guardarlo en un bolsillo delantero y mirarla directo a los ojos, algo que Lex no hacía.

—Pero... ¿no es verdad? —inquirió frunciendo el ceño.

—Primero aclaremos que la gente heterosexual que busca una relación seria no va por allí probando a personas de su mismo sexo como si nada, es una elección complicada si te das cuenta tarde. Mi caso es diferente porque solo me gustas tu, no me fijaría nunca en otra chica, y mi confianza o mi sentimiento de protección no tiene que pasar por un hombre, hace un momento pasaba por ti, pero al ver que no confías en mi y en lo que siento no sé si yo ahora pueda hacer lo mismo —confeso.

Con eso a Lex se le cayo la sangre al suelo y sintió como la cara se le ponía pálida de la impresión. Se imagino que su aspecto debió cambiar abruptamente, porque Raisa la sostuvo con ambas manos y la inspecciono rápidamente por si iba a desmayarse.

—¡Es que confiaría si supiera que es lo que sientes por mi! —soltó con fuerza, una que no pegaba con su aspecto frágil.

—¿¡No es obvio que es complicado para mi expresar lo que siento!? —contesto perdiendo su compostura.

Lex se quedo en silencio unos momentos y luego suspiro temblorosa, a lo que Raisa deslizo las manos por sus brazos y las dejo en el rostro para presionarla y pegarla contra la pared, en esa posición inclinándose a unir sus bocas sin reparo.

Ansioso, intenso y sin nada de pudor, esa era la perfecta descripción del beso que a Lex le dejo la boca ardiendo, pero preparada por más si era necesario. Como pudo dejo las llaves sobre la mesa y, tirando algunas decoraciones en el proceso, abrió los ojos para mirarla satisfecha, pero perdida en lo de recién.

—¿Se entendió con esto? —pregunto Raisa agarrándola de las caderas en plan de atraerla y pegar sus frentes, la mayor doblándose apenas por la altura.

—Déjame escucharlo, por favor —suplico bajando los parpados y avanzando para besar medio labio y media comisura.

Ella suspiro por el pedido y Lex sintió que cerro sus ojos por el muy leve roce de sus pestañas con las de ella.

𝐌𝐈 𝐇𝐄𝐑𝐌𝐎𝐒𝐀 𝐏𝐑𝐎𝐅𝐄𝐒𝐎𝐑𝐀 [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora