CONSECUENCIAS

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Luego de varias semanas de deleite exquisito y amor, era hora de estrellarse con la realidad.

Quiza, en ese viaje se me dio la oportunidad de liberarme y no lo hice, hubiese sido mejor liberarme así misma que hacer pasar a todos los que amo por la vergüenza con la que sólo un adúltero debe cargar.

Al llegar a casa...

-¡Cómo fuiste capaz!- con esas palabras me recibió mi hijo.

-¿Qué pasa aquí? - pregunto Jim con enojo por lo sucedido.  ¿Por qué te comportas así con tu madre?

Yo me preguntaba lo mismo, porque no imaginaba ni un poco la tempestad que venía sobre mí.

-¿Familia qué Hacen aquí?.- Dijo Jim.

Todos me miraban con repudio, hasta mi hijo me miraba con vergüenza. Un niño de apenas 9 años ya conocía la gran verdad de su madre.

-Hijo por favor, ven, yo te contaré. - Dijo Mary, la madre de Jim mientras se lo llevaba al Estudio.

- ¡Mamá explícame lo que pasa! Deberías recibirme con cariño! No con malos tratos. - dije.

- Yo no te enseñé tanta moral y buenos hábitos para que te comportaras como una mala mujer. Ya lo sabemos todo Belle. Ya lo sabemos todo...- Dijo mi madre.

Me quedé mirando a la familia; allí estaban todos, mi madre, mi hijo, mi suegro, mis cuñados. Todos mirándome decepcionados.

Suponiendo que sabían lo de Ian corrí al Estudio.

-¡Mary! ¡Debo decírselo yo!. ¡Déjame por favor!. - grité.

- Ya lo sé todo Belle.- Dijo mi amado esposo. Su mirada de desconsuelo me recordó a la de Ian cuando le expliqué que iba a volver con mi Jim.

En ese momento mi mundo se vino abajo, mi esposo salió enfurecido del estudio y mi suegra sólo me miraba con decepción.

Intenté buscar el consuelo con un abrazo de mi hijo y este se alejó de mi corriendo hacia su padre. Con ese comportamiento demostraba que estaba apoyándolo. Y estaba bien, aquí la única culpable era yo.

- Jim déjame explicarte.- Supliqué.

- ¿Qué explicación tiene lo que hiciste? ¿Qué podrías decir a tu favor? Aún sabiendo lo que habías causado tuviste el coraje de irte conmigo a una segunda Luna de miel. ¿Cómo pudiste? ¡No tienes corazón! Ni para mi, ni para tu hijo... Ni para tu amante. - Gritó enfurecido entre lágrimas y sollozos.

Yo no decía nada, me merecía todas aquellas palabras y más que eso. Sólo mis lágrimas y mis ojos, los espejos de mi alma podían hablar por mi. Pero nadie supo ...ni se fijó en ellos, porque el manto de la vergüenza y de lo impropio se volvió hacia mí y los cubrió.

-Hijo, lo mejor es que salgas de aquí, para evitar cosas mayores.- Sugirió Ted, el padre de Jim.

-Ve a recoger tus cosas James.- Dijo Mary.

-¡No! ¡Jim no te lo lleves por favor! ¡James ven, no te vayas hijo, Jim no te vayas, perdóname por favor!.- Grité desesperada arrojándome a los pies de mi esposo.

-Belle, ¡levántate por favor!- Dijo James sin siquiera mirarme.

- ¡Mami me has avergonzado tanto! Todos mis amigos saben lo que hiciste con ese hombre que se quitó la vida. Apenas tengo 9, pero entiendo todo lo que pasa, y he sufrido mucho. No quiero verte más mami. Me voy con Papá.

-¡No! Hijo por favor, Nooo...- Dije corriendo hacia él. Pero fui sujetada por mi madre.

- Hija, déjalo. Tú causaste esto, debes enfrentar las consecuencias de tus actos.

- Pero, ¿cómo se enteraron?- pregunté con desesperación.

- Ese hombre tenía una hermana que sabía todo acerca de ti, ella habló con los medios y la noticia se esparció hace dos días. Ustedes no supieron porque estaban lejos e incomunicados. Pero nosotros hemos tenido que cargar con el peso de esta situación desde que se dio a conocer. - respondió mi Madre.

Recuerdo que cuando nos bajamos del auto muchos vecinos nos miraban curiosos. Pero hasta ahora asimilo el por qué de su comportamiento.

Cuando vi a Jim y a James con su equipaje la cruda verdad vino sobre mi: los había perdido. Esa era una gran verdad que no podía ocultarse.

Vi sus ojos tristes, recordé esos bellos momentos: el día de la lluvia en la peluquería, el día de nuestra primera cita, el día del compromiso, nuestro matrimonio, nuestra primera vez, el nacimiento de mi hijo, sus primeras palabras, su primer diente, sus primeros pasos, su primer día en la escuela. Recordé que ayer a esta misma hora era inmensamente feliz en un paraíso y hoy 24hrs después era tan infeliz.

Esos segundos reveladores abrían paso a unos minutos doloros.

Al abrir la puerta mi esposo se topó con la prensa, nosotros éramos ciudadanos conocidos en la ciudad y todos querían tener la exclusiva de la partida. Mi hijo lloraba, los vecinos se acercaban a ver y a juzgar, era obvio que quien nos vio llegar los había llamado. Yo trataba de alejar a todos esos malvados oportunistas, pero era inútil. Mi esposo y su familia subieron a sus respectivos autos y vi como se alejaban mis dos razones para vivir.

De ahí en adelante todo fue tristezas y soledad, todo por haber sido tan débil.

ADULTERIO©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora