Obsesivo - (Ziall) [1]

Tres

Han pasado dos semanas sin ver a Niall, las ganas me están matando, pero aún me falta el toque final para ser un verdadero chico malo, tengo la actitud, la vestimenta, solo falta en terminar con la apariencia, lo más importante.

Tener tatuajes no significa ser una persona mala, pero la sociedad lo tiene establecido así, muy mal.

Salgo de mi departamento vistiendo de negro, chaleco negro, jeans negros con cadenas que he pegado, botas negras y he decidido pintar mi auto de negro y también gastar todos los ahorros en una motocicleta Yamaha XVS1100A Drag Star Classic, es una preciosura.

Llego al estacionamiento y me monto en ella, la enciendo y hago que el motor ruja, avanzo con un poco de lentitud, aun me falta practicar un poco. Conduzco por las calles esquivando cada auto que se atraviesa en mi camino. Al llegar, estaciono la moto en el parqueadero de al lado y entro a la tienda de tatuajes.

Me acerco al mostrador donde se encuentra una chica leyendo una revista.

-Disculpe- Trato de llamar su atención.

Amaría tener una tienda como esta.

-Lo siento, estaba algo distraída ¿En qué puedo ayudarle?-.

-Ammm, vengo a comprar pan- Sonrío de lado.

-Gracioso ¿Tienes cita?-.

-Sí, Zayn Malik-.

La chica teclea unas letras y observa la pantalla.

-Zayn Malik, cita a las 12:30, bien, en un momento vuelvo-.

Se adentra a una habitación que es dividida por una cortina verde, segundos después sale señalando hacia adentro.

-Ya puedes pasar-.

-Gracias- Muerdo mi labio.

-Hola Zayn, mucho gusto, soy Nick- Me tiende la mano.

La tomo en un saludo.

-Siéntate, siéntate-.

Obedezco, me siento en la cómoda silla.

-¿Primer tatuaje?- Le oigo preguntar.

-Así es- Murmuro sintiéndome nervioso.

-Tranquilo, no duelen-.

-He escuchado lo contrario-.

Ríe.

-No, solo exageran- Toma la maquinita entre sus manos -¿Qué tatuajes quieres?- Señala el gran libro.

-Ho, ya lo tengo pensado, un corazón relleno- Sonrío.

-Lindo ¿En qué parte?-.

Llevo mi dedo a la parte baja derecha del vientre.

-Ahí-.

-Bien- Se coloca los guantes y enciende la máquina.

Veo como acerca la maquina hasta mi piel, la aguja se encaja y siento un pequeño dolor.

-No te muevas- Ordena.

Pongo los brazos en el asiento y lo aprieto con fuerza.

-Vamos bien, aguanta un poco más-.

Asiento aun que no pueda verme.

Después de casi 10 minutos en lo que rellena el corazón, la tortura termina.

-Muy bien, ahí lo tienes-.

Lo cubre con un plástico.

-Bien, aquí va lo que tienes que hacer-.