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Hoy es día uno de Julio.

Me despierta el sol entrando por la mañana, anoche, después de pasar toda la tarde y toda la noche viendo películas y series en Netflix , me quedé dormida sin darme cuenta.
Miro el reloj y son las once de la mañana. ¡Vaya! Hacía tiempo que no dormía hasta tan tarde sin trasnochar.

Me levanto de la cama y sin quitarme el pijama, uno de los grandes privilegios de estar en vacaciones, me voy a desayunar. Para mi sorpresa mi madre sigue en casa.

-Buenos días, mamá. ¿Qué haces aquí? - Se lo digo mientras me froto los ojos, aún tengo un poquito de sueño.

-Buenos días, hoy me he pedido el día libre, me gustaría pasar un día entero contigo por ahí. - Mi madre me dedica una profunda sonrisa y yo se la intento devolver.

-Ah, vale. Dame un momento que desayuno y me arregle.- Ella ya está perfectamente arreglada y peinada. Me sorprende que así, sin avisar, haya decidido darse un día libre.

-¡No te preocupes! Ve tranquila, hoy va a ser un día de relax para ti.

-¿Por qué, mamá? No me lo tomes a mal, pero sin avisar te has cogido el día libre y no sé... Me resulta extraño.

-Bueno... - Se acerca a mi unos pasos y se apoya en la encimera de la cocina - No quiero que te molestes pero anoche te escuché llorar a mares y pensé que un día de Chara te vendría bien, también podrías hablar conmigo y podría intentar ayudarte. - Cuando termina de decirlo me sonríe pero noto una chispa de tristeza en sus ojos, yo me he quedado un poco confundida con la situación. Creí que no se notaría mucho esto. Creí que lo podría tener bajo control.

-Gracias mamá, me vendrá muy bien.

Después de la conversación me apresuró a desayunar; un vaso de lechera fría con cacao, una tostada con queso de untar y mermelada de fresa y un yogur líquido.

Tardo más o menos veinte minutos en desayunar, me he tomado mi tiempo. Después de voy a vestir.
Opto por un vestido de corte sencillo en color vino burdeos, me pongo un pañuelo para adornar y unos botines.
Cojo mi bolso marrón, mi teléfono, el monedero y las llaves y voy con mi madre.

-Ya estoy lista, mamá, cuando quieras nos vamos.

Nos montamos en el coche y nos dirigimos al Xanadú , quiere que por la mañana vayamos de compras y por la tarde vayamos a ver Toledo. Como ella dice, "un día de chicas".
En el centro comercial recorremos varias tiendas, la verdad es que no me convence mucho la ropa aunque acabaré  comprando  algo como siempre. Mientras recorremos la tienda de Forever 21 me pregunta que qué me ocurre, por qué Clara ya no viene por casa. Lo normal es que viniese Clara todos los días a casa o al menos que llamase por teléfono.
Me dispongo a contárselo todo, desde el principio... Me resulta una carga agotadora.

-Bueno, no sé cómo pero voy a intentar contarte toda la historia... Todo empezó cuando Noah y Luca se trasladaron a nuestro instituto, desde ese momento Clara estuvo interesada en Noah y, como ella siempre hace, se le "pidió para ella".

-Pero eso es absurdo. - Mi madre me interrumpe y, aunque tiene razón, la reprochó el que me corte. - Lo siento, continúa.

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