Capítulo 2

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Había intentando hablar con su hermano de los conejos blancos pero cada vez que intentaba sacar el tema su hermano mayor simplemente decía que entrenara o hicieran algo más, así que no le quedo de otra que preguntarle a la persona en quien más confiaba después de su hermano, su madre.

Sentado en la mesa de la cocina mirando como ella preparaba el desayuno para él, los demás miembros de su familia ya habían salido a hacer sus labores, él aún tenía unos minutos antes de irse a la escuela pero quería aprovechar ese momento a solas para salir de las dudas.

—Mamá, ¿Qué sabes de los conejos?...

—Hm... ¿Conejos? Te refieres al clan Hyuga...

—Sí a esos

—Bueno, la mayoría de ellos son muy parecidos a nosotros, de hecho las personas de la aldea siempre nos comparan y si no fuera porque somos distintos creo que hasta seriamos hermanos...

—¿Por qué?

—Nuestros clanes respetan mucho las tradiciones, somos orgullosos y nos centramos en la familia, aunque creo que es por esas semejanzas que nos consideramos rivales dignos.

—Entonces... ¿Son nuestros enemigos?

—Yo diría que son como espejos, ambos competimos para ser los mejores y por supuesto que eso es bueno, la competencia te ayuda a crecer

—¿Pero Itachi dijo que no deberíamos juntarnos con ellos?

—Bueno, eso es porque a papá no le gustan... dice que son demasiado soberbios y pedantes, pero... ¿quieres que te cuente un secreto?

—Sí...

—Mi mejor amiga es una Hyuga, es la mujer más amable y dulce que he conocido...

Los ojos de Sasuke se iluminaron como estrellas, si su madre tenía una amiga Hyuga, él también podía tener una amiga Hyuga, sin importar lo que su hermano mayor o padre dijeran.

Entro al salón de clases moviendo sus orejitas, hoy era un día feliz, primera día de clases luego de las vacaciones de verano y esperaba ver a la conejita en el patio. Entraron corriendo el zorro de Uzumaki, perro Inuzuka, jabalí Akimichi y el perezoso mono Nara que siempre se quejaba de todo. Aunque no les molestaba la presencia de esos chicos, lo que si le fastidiaba de sobremanera era Ino y Sakura, ambas tan molestas y realmente fastidiosas con sus grito y peleas que lo exasperaban.

Todo se calmó cuando el maestro llego, pero a diferencia de siempre pidió silencio más efusivamente.

—Hoy se integra una nueva compañera, espero que sean amables con ella...

De la puerta del salón apareció una menuda figura e inmediatamente sus sentidos se alertaron, cada fibra de su ser se estremeció al reconocer el aroma de lirios, no necesitaba verla para saber que se trataba de ella.

—Bu... Buenos días... mi... mi nombre es Hinata... Hinata Hyuga... yo...

El sonrojo de sus mejillas amenazaba con extenderse a todo su rostro al ver tantas caras nuevas, gracias al profesor no tuvo que continuar esforzándose para presentarse. Suspiro un poco más aliviada al ver que no la miraban mal, muchas veces se había encontrado con caras de desagrados.

—Bien Hinata, toma asiento al lado de Sasuke Uchiha...

El pequeño gato quiso saltar de la alegría al saber que ella sería su compañera de asiento pero la alegría le duro muy poco.

—¡Profesor que se siente a mi lado! Usted sabe que Sasuke es muy gruñón cuando se trata de chicas

El maldito de Inuzuka había intervenido, pero no solo eso sino que el profesor habían tomado a bien las palabras del perro decidiendo a último momento quitarle la dicha de estar a su lado.

Azoto la puerta de la casa, toda su familia supo que estaba de mal humor por ese hecho, lo que no sabían era por qué y obviamente no lo sabrían. 

ConejitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora