Felicidad

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Llevaba meses en esa misión, algo que jamás comprendió, pero que su madre insistió en que tomara. Mientras caminaba por esas desoladas praderas pensaba en su hermano. Habían pasado casi 7 años desde su muerte, el clan Hyuga había perdido a su princesa y al líder, Hanabi al igual que él había tenido que asumir el dolor de las pérdidas y el control de un clan sumido en la tristeza. Pero su madre parecía tan tranquila que la desconocía, por mucho tiempo temió por su salud mental, incluso su padre se veía abatido al perder a Sasuke, sin embargo ella era una muestra de entereza que nunca vio.

Miro al cielo sintiendo que quizás su madre era tan sabia como hermosa, cada día en la aldea veía a Sasuke dando vueltas, podía verlo con su ceño fruncido de aburrimiento, a veces también imaginaba a Hinata, ella siempre había sacado sonrisas a su pequeño hermano, era una hermosa ilusión, tan doloroso de sobrellevar que esa soledad desconocida lo reconfortaba.

El calor del verano contrastaba perfecto con el frio del aire de cordillera, quito su capa mientras se detenía a comer algo. Explorar el mundo nunca estuvo en sus planes, ese siempre había sido el sueño de su primo, pero ahora que estaba en esa encrucijada sentía alivio al ver que sus ojos podían cumplir más de un sueño. Había estado viajando al norte como su madre le pidió. No tenía sentido escribir cartas, pero lo hacía, registraba todo en su diario, mapas, lugares, incluso llevaba un catastro de personas que Vivian en lugares remotos. Estaba detallando el camino que tomo para llegar a ese lugar cuando sintió unas risas, algo inusual, ya que era un lugar tan apartado y remoto, creyó que su mente le estaba jugando una mala pasada.

De nuevo estaba escuchando esas risas, se levantó buscando la dirección de donde provenían. Desde la cima de una montaña pudo divisar un par de niños corriendo a la orilla de un lago, curiosamente estaban en una ladera con árboles, un lugar preciso para vivir, lejos de la gente, entre montañas y protegidos por un bosque.

La curiosidad no termino ahí, desde esa distancia no lograba apreciar bien a los pequeños, por eso tomo sus cosas y sea apresuro a bajar con ellos. Tomo un sendero que parecía poco transitado, pero que había sido construido por alguien. Una vez que estuvo cerca del lago vio mejor a los niños, era una niña de aproximadamente 3 años y un chico que apenas tendría 5 años.

Eso no fue lo que llamo su atención, eran los rasgos de aquellos pequeños. El niño tenía ojos lunas, como los míticos ojos del clan Hyuga, pero sus raza era del clan Uchiha, era evidente para cualquiera que viera a ese chico que era un hibrido. La pequeña era tan hermosa como su madre, ojos grandes y negros, pero sus largas orejas dejaban pensando a cualquiera. Estando a unos metros de distancia entre ellos el mayor noto su presencia y en un instinto parecido al de él, tomo a la pequeña escondiéndola tras su cuerpo, se veía fiero y dispuesto a dar pelea si fuera necesario.

Una risa asomo en su rostro, el chico le recordó a su hermano pequeño, Sasuke acostumbraba mirar mal cualquier cosa que no le agradara. En cambio la pequeña niña luchaba por salir detrás de su hermano mayor, sus orejas se movían curiosas al ver al extraño.

-Lo siento, no quise asustarlos

-¿Que quiere?

-Solo soy un viajero... hace mucho tiempo que no hablo con nadie y ver niños fue una gran sorpresa

-No debería estar aquí...

-Nii quiero verlo

-Quédate atrás Hanna...

-Pero quiero verlo, se parece a papá

La sonrisa de Itachi se volvió melancólica, la pequeña niña había dicho que él se parecía a su padre, ¿Quién era su padre? Su pregunta fue respondida a con un corte en la mejilla.

Se giró en posición de guardia pero al instante quedo perplejo al ver a Hinata. En sus sueños la había visto miles de veces caminando al lado de su hermano pero esta Hinata era una real, su cabello estaba tan largo, su rostro redondo había cambiado un poco a uno maduro pero no fue eso lo que llamo su atención sino el evidente estado de embarazo en el cual se encontraba.

Hinata quedó prendada de esos ojos negros, eran los ojos de su amado. Itachi, jamás imagino verlo, mucho menos sabiendo que todo el mundo los lloraba. La única persona que estaba consiente de ellos era Mikoto, pero ella jamás abandonaría la aldea para buscarlos, sin embargo Itachi... sus ojos se llenaron de lágrimas y arrojo el arma que había cargado para proteger a sus pequeños.

Ambos niños corrieron a sus brazos y ella los recibió contenta, Itachi se aproximó lentamente a ellos esperando una señal de ella.

-Niños, él es Itachi... es hermano de su padre

Itachi tembló, por primera vez desde hace años, sus ojos finalmente estaban llenos de lágrimas, ambos pequeños se aproximaron a verlo y en su debilidad quedo a la altura de ambos sintiendo como ellos pasaban sus pequeñas manos por su cuello, las lágrimas se escapaban de sus ojos recibiendo esa noticia.

Miro a Hinata tan agradecido, después de tantos años llevando la culpa y el dolor en su corazón, finalmente era libre de sentirse feliz. Ambos niños parecían algo confundidos al sentir el fuerte abrazo del extraño pero era agradable.

Luego de calmarse un poco Hinata guio a Itachi al bosque donde estaba escondido su hogar, Itachi vio que la vida que ambos llevaban era solitaria pero feliz, los niños se sentaron a jugar cerca de la estufa, pero lo mejor fue ver las cosas de su hermano en una esquina de la casa, una silla mecedora donde estaba un tejido sin terminar, supuso que era el lugar donde Hinata tomaba asiento.

La puerta se abrió, una figura alta y fornida paso por ella. Sasuke se veía como todo un adulto, sus ojos ya mostraban esas características ojeras de su clan, su hermano era todo un hombre y tenía una hermosa familia a lado de la mujer que siempre amo.

Ambos hombres se miraron largamente antes de hacer algún movimiento, fue Itachi quien se aproximó y sus dedos tocaron su frente como antes, como al pequeño que siempre protegió.

-Bienvenido a casa... Sasuke

La risa de Hinata rompió cualquier gesto osco de Sasuke, quien sonrió abiertamente a su hermano quien también sonreía, sabía que en algún momento alguien de la aldea se dedicaría a explorar, pero era mil veces mejor que haya sido su hermano.

Hasta ahora había cumplido la promesa que le hizo a su madre, se había dedicado a ser feliz al lado de Hinata, estaban a salvo, estaban bien. Justo ahora su vida se sentía completa, con sus hijos, su hermosa Hinata e Itachi, finalmente podría inspirar orgullos de lo que ambos habían construido. Los primeros años había sido dolorosos y difíciles, sin un lugar al cual llamar hogar, ahora estaban completos, Uchiha... Hyuga... eran uno solo.

ConejitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora