Capitulo 3

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Maia.

Los asientos del avión son muy cómodos. Suspiro y me recuesto en el asiento cerrando los ojos.

Flash Back.

— ¡No! Claro que no, hija.— dice papá parándose de la mesa. Mamá lo toma del brazo y se vuelve a sentar.— Tienes que ir. Cumplir tus sueños, tus metas. Solo que nos tomó por sorpresa...pensamos que tendríamos mas tiempo para poder aceptar que te irías.

— Papá, no es lo que yo decida. Me esforcé mucho durante estos años para poder tener la Beca. Me gané el odio de muchos estudiantes por que iba arriba de ellos. Por favor, no lo hagas mas difícil.— susurro.

— Estoy feliz por ti, cariño. Tienes que venir todas las veces que puedas. Se te va a extrañar aquí.— dice mamá con una leve sonrisa.

Fin del Flash Back.

Se me hizo difícil despedirme de mis amigos, les dije que no quería despedida. Pero parece que no me escucharon. Cuando estaba esperando mi vuelo, ellos aparecieron llamando la atención por sus carteles y música. Me sorprendió que la seguridad del aeropuerto no los sacará. Los extrañaré un montón. Los conozco desde siempre.

Sin darme cuenta voy cerrando mis ojos poco a poco hasta quedarme dormida.

[...]

— Señorita. Señorita.— me remuevo un poco en el asiento.— Uhm...señorita.— me mueve y abro los ojos.— Por favor, abrochar su cinturón. Estamos por aterrizar.— asiento y ella se retira para continuar avisando.

Me coloco el cinturón y miro por la ventana ansiosa, este lugar es hermoso. Puedo ver todo Londres desde aquí. Poco a poco empiezo a sentir como el avión va descendiendo lento. Esto no me gusta. Es lo que más odio de los aviones.

Una hora después salgo por la puerta de embarque directo a la salida. Tomaré un taxi. Me acerco a uno de los que están parados.

— Welcome to London.— debí suponerlo. Estoy en Londres ¿no?

— Gracias.— respondo en ingles. Bueno a poner en practica lo que aprendí.

— ¿A donde la llevo señorita?— pregunta cuando estamos dentro del taxi.

— ¡Ah! Claro.— busco en mi bolso el papel que me dio papá con la dirección.— Aquí tiene.— se lo muestro y el conductor empieza manejar.

No dejo de observar la ciudad, es muy hermosa. No puedo creer que esto sera mi hogar por dos años. Hay muchos edificios aquí, muy altos que marean. En la esquina del centro volteamos a la izquierda y entramos a una residencia muy linda. ¿Cuanto ha pagado mi papá por esto? Hay muchos condominios.

— Aquí es.— miro el edificio. Woo si que es alto. Miro el kilometraje y saco veinticinco dólares.

— Gracias.— saca mi equipaje y se va.

Tomo mis maletas y entro al edificio.

— Buenas tardes, ¿en que le puedo ayudar?— pregunta el joven de recepción. Muy lindo por cierto. Me sonríe y mis mejillas se calientan. ¿En serio, Maia?

— Hola. Quiero registrarme.— le entrego los papeles que papá me dio.

— Ah claro, espere un momento.— asiento y lo miro por un rato. Sonríe y yo desvío la mirada. Estúpida. No pude ser mas disimulada.— Listo, señorita Russell. Piso veinte.

— Solo Maia. Gracias.— recibo los papeles y camino al costado donde esta el ascensor.

Entro al ascensor y marco el numero «20» y automáticamente empieza a subir. Camino por el pasillo y miro la hoja 2002 saco la llave y abro la puerta. Abro la boca sin poder creerlo. Esto es hermoso, camino por todo el lugar y me paro en una de las grandes ventanas. No llegan al suelo pero son muy grandes. La vista desde aquí es preciosa.

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