Capítulo 18

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Dyland.

- En serio lamento mucho lo de hace un rato.- dice apenada Maia hacia mis padres.

Trato de no reír pero se me está haciendo difícil. Ya estamos aquí en la puerta despidiéndonos y Maia aún no puede con la vergüenza.

- No te preocupes. Si te sirve de algo. También lo hicimos en la casa de mis suegros.- los miro y abro la boca asqueado.

- No quise saber eso, papá.- digo mirándolo y viendo como mamá poco a poco va ruborizándose.

- ¡Edward! Eso estaba fuera de lugar.- dice mamá molesta.- Hasta luego, Maia. Adiós cariño. No te olvides de mamá.- se despide dándonos un beso a cada uno y entra a la casa sin mirar a papá.

- Creo que se molestó.- digo divertido.

- Sé como solucionarlo.- y sonríe de lado. Niego sonriendo y sin más con un movimiento de manos regresamos al auto.

Una vez adentro Maia se coloca el cinturón y me mira.

- No puedo creer que hayas dicho eso, Dyland.- dice molesta.

- ¿Que cosa?- me hago el desentendido omitiendo ese agradable cosquilleo que siento cuando dice mi nombre.

- ¡Pues eso!- la miro y se ruboriza.- Decirle a tus padres que por mi culpa tuvimos sexo en el pasillo.

- ¿A caso no es cierto?

- Si. Pero... Pero pudiste decir otra cosa.- dice tratando de sostener mi mirada.

- Ay por favor, Maia. No seas ingenua. Nada de lo que hubiéramos dicho lo habrían creído.

Miro al frente con la intención de encender el auto y nuevamente Maia me toma desprevenido. Tomándome del cuello de la camisa me voltea y sus labios impactan en los míos. Le devuelvo el beso rápidamente y a tientas subo las lunas del auto. Es una maravilla que sean polarizadas. Me separo un poco y arranco el auto. Avanzo unos cinco minutos y cuando ya estamos en carretera me cuadro a un lado y haciendo hacia atrás el asiento la jalo a mi regazo.

- ¿Porque me provocas?- pregunto pegándola a mi para que pueda sentir mi erección.

- Porque quiero.- muerde mi labio inferior.- Porque me provoca hacerlo.- la miro y lentamente siento su mano bajar mi cremallera para luego meter su mano y empezar a tocar mi erección. Inspiro bruscamente y sin perder tiempo le quito el vestido dejándola solo en brasier y bragas que salen segundos después del vestido.

— Que no se te haga costumbre hacer esto, Maia.

— Te encanta. Admitelo.— sonríe.

Sonrío y sin responder la beso. Saco mi erección y la levantó un poco para luego descenderla sobre mi. Abre la boca y sosteniéndose de mis hombros echa la cabeza hacia atrás. Sostengo su cintura y la aprieto sobre mi.

— Eso es nena. Siénteme.— susurro besando su cuello.

— Lo hago.— gime.— Te siento.— me mira y me besa mordiendo el labio.

— Au.— ella sonríe y succiona esa pequeña herida que su mordisco dejó.— No hagas eso.

— A mi me exita.— susurra sobre mis labios sin dejar su lento movimiento sobre mi. Esta matándome.

Mi teléfono empieza a sonar y los dos nos detenemos para mirar el asiento de al lado donde se encuentra. Lo tomo y al ver que es de la oficina lo vuelvo a dejar ahí y me acomodo nuevamente.

— Terminemos con esto.— nos movemos más rápido. Sus pechos rozándose con el mío. Levanto mi mano y los aprieto.— Me encantan. Y lo mejor de todo es que son todo míos.

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⏰ Última actualización: Apr 11, 2019 ⏰

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