Capitulo 6

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Maia.

— Gracias por traerme.— le digo a Mike.

— De nada.— me sonríe y luego sin decir más vuelve ingresar al ascensor.

Lo primero que hago al llegar a mi recamara es dejar un reguero de ropa en el piso hasta llegar a la bañera. La lleno de agua caliente y un poco de jabón aromático. Me hago una coleta alta en el pelo y luego entro al agua.

— Mmm...esto es vida.— me recuesto en el borde y cierro los ojos.

Ojala y me llamen. De verdad quiero hacer mis practicas ahí. Agarro la esponja y empiezo a pasarla por mi cuerpo estoy toda de barro. Que asco. Cuando ya tengo mis dedos arrugados por el tiempo en el agua salgo desnuda hasta mi habitación. Pediré pizza así ya no saldré. Así que me pongo un short y un polo de tirantes. Suelto mi cabello y ya estoy. Me siento en la cama y miro mi habitación. ¿Ahora que hago? Saco mi laptop al darme cuenta que no se nada del que será mi jefe si aceptan mis papeles. Abro el navegador y pongo «Dyland Kingsley» abro la primera página. Lo primero que veo es una foto de dos hombres uno es mayor que el otro, parece que están en un compromiso o algo así. Leo las pequeñas letras debajo de la foto.

«El señor Dyland Kingsley acompañado de su padre»

No...eso no es cierto. Miro la foto de nuevo. Mierda, ¿él sera mi jefe? Es...hermoso. Recorro su cuerpo con la mirada en la foto, sus piernas, sus brazos, su sonrisa...oh su sonrisa...

El sonido de mi celular me hace dar un brinco, lo busco con la mirada y corro hacia el para alcanzarlo pero se corta la llamada antes de que llegue a el.

— No.— murmuro molesta.

Mi celular vuelve a sonar y no dudo en contestar.

— ¿Hola?

— ¿Señorita Russell?— se oye una fina voz al otro lado.

Si. Ella habla.

Señorita Russell, le hablamos de KAE. Solo para comunicarle que se presente el día lunes a las 8:00 para que le enseñen su lugar de trabajo.

Doy un grito emocionada y luego al darme cuenta que hay alguien al otro lado de la linea me repongo.

Gracias. Ahí estaré.

Que tenga un buen día, señorita Russell.— cuelga.

— Si. Si. Si.— chillo y luego subo a mi cama para saltar como una niña pequeña. ¡Lo conseguí!

[...]

Lunes por la mañana.

¿Ahora que me pongo? No me dijeron como ir vestida. Además, yo voy a practicas. Me pondré un vestido hoy.

Creo que este es perfecto

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Creo que este es perfecto. Ahora a colocarme lo que odio. Tacones. ¿Aguantaré todo el día con estos? ¡Caro que si! Tu puedes, Maia. Me coloco un poco de perfume y agarro mi bolso y salgo del departamento. Cuando las puertas del ascensor se abren Mike esta dentro, me mira de pies a cabeza y sonríe.

— Estas hermosa.— murmura.

— Gracias.— susurro.

— ¿No piensas entrar?— pregunta divertido. Me ruborizo y entro en el ascensor.

Ninguno de los dos dice nada pero él no deja de mirarme.

— ¿Que?— pregunto cuando él sonríe de nuevo.

— Estas nerviosa.— inspiro una bocanada de aire y me atrevo a mirarlo a los ojos.

— No.

— Si.— se acerca a mi pero las puertas se abren. Gracias a Dios.

— Me tengo que ir.— digo y salgo del edificio.

Cuando veo un taxi levanto la mano y al entrar le digo la dirección la empresa. Cuando llego estoy mas nerviosa que de costumbre. Y no es por mi primer día aquí. Conoceré a mi sexi jefe. ¿Como manejo eso? No, demuestres interés Maia. Camino hacia la entrada y al llegar a recepción algunos hombres voltean a mirarme. Lo se, soy nueva.

— Hola.— sonrío.

Ugh. La misma chica del viernes. Esta vez parece querer asesinarme con los ojos. ¿Que le hice?

— Piso 20.— dice nada mas.

Me volteo y sigo caminando al ascensor, hoy no necesito tarjeta de visitante. Cuando llego al piso 20 la misma chica agradable me recibe.

— Bienvenida, soy Sandra Wilson. Asistente personal del señor Kingsley.— me estrecha la mano.

— Maia Russell.— le estrecho la mano también.

— En un momento el señor Kingsley estará con usted.— asiento poniéndome mas nerviosa. Conoceré al hombre sexi de la foto.

Controlate y no parezcas tonta delante de él, Maia.

— Bien.— me siento en uno de los sillones color negro.

Paso diez minutos viendo las revistas que hay en la pequeña mesa delante de mi hasta que la voz de Sandra me hace levantarme de un brinco.

— Puedes pasar.— me sonríe y yo sin decir nada llego a la puerta y la abro.

Él esta ahí, mirándome desde que abrí la puerta. Me escanea con sus hermosos ojos azules y yo siento mis piernas temblar.

— Señorita Russell.— oh mierda...su voz.— Tome asiento.— camino hacia el escritorio y me siento en el lugar que me indico.— Esta usted aquí para hacer sus practicas.— asiento.— Bien. Tendrá una pequeña oficina en este piso, podrá decorarla a su gusto. Su salario mensual no será como mis trabajadores, esta haciendo las prácticas. Pero tendrá los mismos beneficios de todos. Semanalmente se le dará un trabajo a resolver, pueden ser planos, como hacer viajes cortos para supervisar las construcciones. Todo ira dependiendo de su desempeño.— lo miro atenta y asiento de vez en cuando.— ¿Entendió hasta ahí?

Me mira esperando una respuesta. Me ruborizo y miro mis dedos en mi regazo. Tomo una bocanada de aire y luego vuelvo a verlo mas confiada.

— Lo he entendido todo, señor Kingsley.— asiente con una pequeña sonrisa.

— Empieza a trabajar desde hoy. El decorador de la empresa estará a su disposición en unas horas. Coordine los cambios que quiere en su oficina con él.— asiento.— Eso seria todo. Que tenga un buen día, señorita Russell.

— Solo Maia.— me atrevo a decirle, ya que, no estoy acostumbrada a que me digan por mi apellido.

— Como guste.— se levanta y se que esa es mi señal para irme.

Lo miro una vez mas y luego salgo rápidamente de su oficina. Por Dios...

Sandra termina de darme un pequeño tour por el edificio diciéndome los departamentos que hay. Me encanta este lugar, es hermoso. Todo lo que desee para trabajar.

— Bueno, eso sería todo.— Sandra camina a la puerta de mi nueva oficina.— Cualquier problema que tengas no dudes en buscarme.

Asiento y observo el lugar con solo el escritorio de oficina, me siento en la incomoda silla que hay y me pongo a hacer bocetos para el diseñador. Tengo muchas ideas para esta oficina.

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